Mercados implacables
Adoptados los ajustes y aprobado el rescate bancario, solo Bruselas puede frenar el acoso
Actualizado:Los ministros de Finanzas de la zona euro dieron ayer formalmente la aprobación al programa de asistencia para el sector financiero español por unanimidad y sin cambios respecto a lo que ellos mismos decidieron el pasado nueve de julio. El jueves, el Bundestag alemán avaló con su visto bueno el préstamo y ayer mismo Finlandia levantaba el último veto, de forma que la ayuda se hará efectiva el martes, cuando España estampe su firma al pie del memorándum. Esta semana, han entrado también en vigor los ajustes y las reformas estructurales que representan un recorte presupuestario de casi seis puntos de PIB hasta 2014, una respuesta al expediente por déficit excesivo que tiene abierto nuestro país, que responde también a las exigencias implícitas vinculadas al préstamo para la recapitalización bancaria que se nos ha otorgado. En suma, España ha dado con agilidad pasos de gigante para sanear su economía y ajustarla progresivamente a las condiciones impuestas por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento sobre el que se fundamenta la moneda común. Se podrá discutir el detalle de los recortes pero en lo sustancial responden cualitativa y cuantitativamente a las exigencias de Bruselas. Y, sin embargo, los mercados responden a estos esfuerzos con una creciente desconfianza en la solvencia de nuestro país. O en la solidez y el futuro del euro. Ayer la prima de riesgo del bono español con respecto al bono alemán rebasó la barrera histórica de los 612 puntos, y el bono a diez años cotizaba al tipo de interés insostenible del 7,2%. La solicitud valenciana de socorro por la insostenible falta de liquidez, emitida ayer in extremis tras semanas de no hallar respuesta del Gobierno central, contribuyó a exacerbar el nerviosismo. Así las cosas, cuando España ya no puede hacer más, la pelota está nuevamente en manos de Bruselas, de las instituciones europeas, de los países que imponen los criterios en el Eurogrupo. O hay un rapto de audacia en las cancillerías y en el BCE que ponga en su sitio a los especuladores o la caída de España y muy probablemente de Italia -el 25% de los Diecisiete- pondrá al euro al borde mismo del fracaso irreversible.