CICLISMO

Valverde, el triunfo de la emoción

Ganó en la despedida de los Pirineos con Froome y Wiggins cercándole al final de la etapa

BAGNÉRES-DE-LUCHON Actualizado: Guardar
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¡Alejandro Valverde ha conseguido ganar una etapa en el Tour 2012! No ha sido un triunfo cualquiera. No ha empleado la forma de vencer que tenía antes de su sanción.

Valverde, sin afeitarse, con el cansancio y la emoción reflejadas en su rostro, ha sabido dominar a la adversidad. El ciclista de Las Lumbreras, uno de esos talentos que siempre ha sido bueno, desde que empezó en la bicicleta, ha conocido lo que es sufrir de verdad encima de una bicicleta, peleando en cada metro, en cada kilómetro para conseguir una diferencia de tiempo que no le hiciese sentir el vértigo en el que se sume un ciclista cuando siente que algo se mueve detrás de él.

Valverde se metió en una escapada en el kilómetro 35, junto a sus compañeros Rui Costa y Rubén Plaza. También iban en la escapada, entre otros, Egoi Martínez y Gorka Izagirre. La peleó tanto que cuando vio que Nibali se metió en ella en el kilómetro 36 habló con el italiano y le dijo: «párate, que contigo no nos van a dejar irnos».

Nibali se paró y la fuga caminó, no entre un arroyo de segundos, sino con un tiempo controlado por el Sky, que no era partidario de estirar mucho la cuerda de la diferencia, no se sabe muy bien por qué.

Valverde volvía a ganar cuatro años después de su última victoria en esta carrera, en 2008, cuando fue líder. Desde entonces han pasado muchas cosas en su vida. El Tour acabó en un segundo plano. Lo importante era salvar su carrera. Y en ese apartado, Eusebio Unzue, Movistar, apostaron por él, no le dejaron tirado. Cumplió una sanción que le dejó sin correr tres años seguidos el Tour: demasiado castigo. Por eso se emocionó, por eso lloró. Sabía lo que había tenido que pasar para volver a lo más alto del podio en el Tour. El trabajo de sus compañeros Rui Costa y Rubén Plazo le hizo más llevadero ese camino. «Se me saltaron las lágrimas en Australia y también aquí, por la emoción, por todo lo que nos ha costado conseguir este triunfo».

Nunca pensó en abandonar

Le preguntaron que significado tenía ganar después de haber estado dos años sancionado por dopaje: «La victoria es especial. Sigo ganando después de la sanción, llevo ya cinco triunfos, y después de dos años de inactividad creo que es importante conseguir este triunfo significa mucho», explicaba. Amigo y compañero de entrenamiento de Luis León Sánchez, las dos victorias españolas en este Tour han ido a parar a Murcia. En el equipo Movistar se tenía la sensación de que el Sky no dejaba moverse a Valverde por alguna extraña razón. Estuvieron muy cerca de confirmarlo en Peyragudes. Con la general cruzada desde las primeras etapas, confesó que «nunca había pensado en abandonar, a pesar de la mala suerte que he tenido durante todo el Tour. Ha sido un triunfo muy trabajado. He pensado en mi familia, en mis hijos, en toda la gente que me ha apoyado». Valverde sabía que le debía a su equipo una victoria, en un año que se le ha ha hecho muy largo, con un comienzo muy fuerte de temporada que se cortó en la Volta a Catalunya con una caída que le hizo perderse unas cuantas carreras.

Las caídas le han seguido persiguiendo en un Tour en el que, por muy poco, ha conseguido desprenderse de la tiranía del Sky, que no se sabe muy bien que es lo que hace, salvo arrasar. No se entiende que Froome le tenga que esperar a Wiggins cuando quedan menos de dos kilómetros de la meta y el líder ya se había puesto en cabeza en algún momento. Tampoco se entiende que a Haimar Zubeldia le dejasen medio tirado en la carretera, sin nadie a su lado que le pusiese un ritmo cómodo para mitigar el tiempo que podía perder. Más que un equipo, RadioShack, en algunos momentos, parecía una banda. Y eso, con quince millones de presupuesto, no se puede permitir. La ausencia de Johan Bruyneel en carrera la están notando mucho. Tampoco se entiende lo que hizo el Liquigas, que puso un ritmo no se sabe muy bien para que y Nibali lo pagó. Es sorprendente con la cantidad de directores, managers y demás que pululan en este mundo el descontrol de las situaciones que parece haber en determinadas situaciones.

Las matemáticas en el ciclismo suelen ser las piernas de los corredores y las que mejor han estado en los Pirineos, en toda la carrera, han sido las de Wiggins y Froome, uno de esos matrimonios que discute, pero no llega a las manos. No dejar que se marchase Froome, afortunadamente, ayudó a que Valverde ganase y nos privó de ver al líder solo en menos de dos mil metros. Van a ser primero y segundo en París. Wiggins explicaba que «en la cima del Peyresourde veía que tenía el Tour ganado y eso me descentró un poco. Froome me decía que fuésemos hacia delante, pero yo estaba a otra cosa», comentaba el líder. Cadel Evans siguió perdiendo tiempo. Ir a más en montaña después de una desfallecimiento no suele ser lo normal. Se sorprende Wiggins que todo el mundo le pregunte por las ausencias que ha tenido el Tour, la de Andy Schleck, la de Contador. «No sé porque no me preguntan por la gente que lo corre. Para ganarlo hay que estar aquí. Andy Schleck está lesionado, Contador sancionado, Frank Schleck, expulsado. Yo me tengo que fijar en quienes lo han corrido». En eso tiene razón, las carrera se hacen con quien las corre, no con los ausentes.

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