DE APLAUSOS, GROSERÍAS Y LÍDERES
Actualizado:Subirá el IVA». Aplausos. «Queda suprimida la paga extraordinaria de Navidad de los funcionarios». Más aplausos. «Recortaremos la prestación por desempleo». Ovación atronadora. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, termina de anunciar los recortes más drásticos, traumáticos y controvertidos de la historia y regresa a su escaño sin poder ocultar un leve gesto de alivio, pero el hemiciclo se viene abajo. El mundo al revés, con sus diputados del PP en pie y jaleando a su líder. La escena se convertirá, sin duda, en una de las imágenes de la legislatura, por lo que tiene de grosera, vergonzosa e insultante para muchos. Los medios se encargaron de reproducirla y criticarla. Y, lógicamente, las redes sociales echaron humo, lo que demuestra que se trató de una metedura política de grandes dimensiones.
Pero posiblemente echaron más humo, tanto las redes sociales como las tertulias y los medios de comunicación, con otra escena sucedida también el miércoles en el mismo escenario, aunque no trascendiese hasta un día después. La protagonizó Andrea Fabra, una parlamentaria por Castellón más conocida hasta ahora en el conjunto del país por ser la hija de un oscuro personaje de la política, Carlos Fabra, quien fuera presidente del PP en su provincia, a su vez conocido por su suerte con la lotería y por estar acusado de tráfico de influencias, cohecho y fraude fiscal. Fue mientras Rajoy anunciaba los recortes, concretamente cuando se refería a los de los parados. La susodicha, triste símbolo ya de los recortes, espetó un «que se jodan» que ha indignado con razón a más de medio país. Y de paso le ha regalado el lema a las protestas que se están sucediendo en el país. El 'que se jodan' incendia las redes sociales y se usa en pintadas, carteles y protestas.
Los políticos tienen una gran parte de culpa de esta crisis. Creo que nadie lo duda ya a estas alturas. Para eso son los responsables de la gestión de lo público. Y actitudes como la de Andrea Fabra o la de los diputados populares no ayudan a mejorar la mala percepción que se tiene de ellos. Más bien todo lo contrario. Ayer recordaba Ángel Pascual-Ramsay, director de Global Risks en el Esade Center of Global Economy and Geopolities, unas palabras de Ortega en su 'España invertebrada' que vienen al pelo en estos momentos: «Cuando las masas dicen que no hay líderes es que no hay masas». Añadía que «demasiados corruptos han sido legitimados con mayorías absolutas» y que «demasiados españoles exigen servicios sociales, pero piden pagar sin IVA». Pero, dicho eso, tampoco hay que olvidar que tanta o más responsabilidad tiene la élite financiera y empresarial. Es la que ha llevado al país a la quiebra. Y la sensación que queda es que sus fechorías están quedando impunes. Y eso duele tanto o más que los famosos aplausos.