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«El Estado de Israel me lo ha robado todo y no seré un 'sin techo'»
Conmoción entre los israelíes por el intento de inmolación de un taxista en el aniversario de las movilizaciones de los 'indignados'
JERUSALÉN. Actualizado: Guardar«El Estado de Israel me lo ha robado todo, me ha dejado sin nada. Culpo a Israel, a Benjamín Netanyahu (primer ministro) y a Yuval Steinitz (titular de Finanzas) por la continua humillación que tienen que soportar día tras día los ciudadanos. Se lo quitan a los pobres para dárselo a los ricos». Así reza la carta que Moshe Silman, un taxista de 57 años, leyó instantes antes de convertirse en una antorcha humana la noche del sábado en Tel Aviv, en un suceso que mantiene conmocionados a los israelíes.
Silman llevó a cabo el intento de inmolación durante una concentración de los 'indignados' del país, que celebraba precisamente ese día el primer aniversario del comienzo de unas protestas que llegaron a sacar a las calles de Israel a medio millón de personas en un país de 7,8 millones de habitantes. El movimiento J14 ha cumplido un año con las fuerzas considerablemente menguadas, ya que hace dos días solo alcanzó a movilizar a unas 10.000 personas en Tel Aviv, Jerusalén, Haifa, Beer Sheva y Afula.
La concentración de Tel Aviv, la más exitosa de las organizadas el sábado con unos 8.000 participantes, obtuvo una resonancia inesperada por la acción de Moshe Silman, que ayuda ahora al movimiento popular a difundir sus demandas de mayor justicia social y sus protestas contra el alto coste de la vida en Israel.
Silman sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en el 94% de su cuerpo y permanece ingresado en el hospital Tel Hashomer. Su estado es grave, aunque no se teme por su vida. El hombre repartió varias copias de una carta y la leyó en la protesta de Tel Aviv antes de rociarse con un líquido inflamable y prenderse fuego, según relataron algunos testigos. «Le conocimos el verano pasado. Era una persona completamente normal que vivía en Tel Aviv, pero su negocio se hundió. Trabajó como taxista, pero un ataque al corazón le llevó al paro. Se marchó a Haifa porque no podía pagarse la vida en esta ciudad», explicó el activista Ofer Barkan en declaraciones al diario 'Haaretz'.
La prensa local desgranó ayer la serie de desgracias económicas y burocráticas que precipitaron el descenso a los infiernos de Moshe Silman. Sus problemas comenzaron en 2000, con el estallido de la Segunda Intifada, que afectó a la empresa de mensajería que había creado tras varios años trabajando en Estados Unidos. Dos años más tarde, el Instituto del Seguro Nacional le embargó uno de sus cuatro camiones porque debía unos 3.000 euros.
El intento de Silman de recuperar el vehículo abonando parte de la deuda se vio frustrado por una huelga de funcionarios. En 2008 demandó a la institución, pero no hubo juicio porque no podía afrontar las costas. Silman comenzó entonces a trabajar como taxista, al tiempo que le embargaban todo su dinero y el de su madre y avalista para pagar las deudas acumuladas.
La mujer murió en 2010, el hijo sufrió un infarto y se trasladó a Haifa, donde sobrevivía con ayuda de sus hermanos y una pensión de incapacidad de 474 euros mensuales.
La carta
«No tengo dinero para medicamentos o el alquiler (...). Serví en el Ejército y hasta los 46 años fui reservista. (...) No seré un 'sin techo'. Por eso estoy protestando contra todas las injusticias que ha hecho el Estado contra mí y otros como yo», dice en la carta que el movimiento J14 difundió a través de su cuenta de Twitter.
El pesar por la tragedia personal de este hombre dominó la reacción de la clase política israelí. El primer ministro Netanyahu, directamente aludido en la carta de Silman, le deseó un «completo restablecimiento», pero eludió referirse al comité para la justicia social que él mismo impulsó hace un año y cuyas conclusiones rechazan los 'indignados' por insuficientes y solo parcialmente asume el Ejecutivo.
La jefa de la oposición y líder laborista, Shely Yajimovich, no dudó en mezclar su «pena» por el suceso con la censura de «un acto feo y extremo» como un intento de suicidio que, advirtió, «no debe usarse como ejemplo o inspiración de jóvenes o adultos» ni convertirse en «símbolo de la protesta social». El dirigente del partido judeo-árabe Hadash, Dov Jenin, subrayó que «Israel está produciendo un número creciente de gente desesperada para la que se cierran las puertas».