El equipo económico de Rajoy se parte en dos
Actualizado:«El contratado». Este es el 'mote' acuñado en las últimas semanas en el grupo parlamentario del PP en el Congreso para identificar al ministro de Economía, Luis de Guindos, cuya gestión y desapego por la disciplina de partido, en el que nunca ha militado, le han colocado en una posición de 'hombre libre'. Una posición incómoda, que le obliga a buscarse el favor del presidente Mariano Rajoy para mover sus fichas y que comienza a generar no pocos agravios en el propio Gobierno. El equipo económico del Ejecutivo ya no funciona en la misma longitud de onda. «En realidad nunca lo ha hecho, aunque antes se notaba menos», asegura un buen conocedor de los entresijos del Gabinete. La última semana ha supuesto una victoria clara para las tesis de De Guindos y una derrota en toda línea para la estrategia de Cristóbal Montoro por el alza en tres puntos del tipo general del IVA -del 18% al 21%- y en dos del reducido -del 8% al 10%- a partir del 1 deseptiembre. El ministro de Hacienda y catedrático en la materia se había defendido con uñas y dientes frente a quienes proponían esa fórmula como vía para mejorar la recaudación fiscal y reducir el déficit. «No está en los planes del Gobierno», había reiterado hace tan solo dos semanas. Porque el viejo profesor es de los que piensan que, en estos momentos, incrementar el IVA es ponerle una pesada losa a la recuperación económica.
¿Qué haría usted si fuese ministro para incentivar la recuperación de la economía?, le preguntaron a Luis de Guindos en octubre del pasado año, en el transcurso de un almuerzo celebrado en Getxo con el selecto grupo de miembros del Círculo de Empresarios Vascos. «Acometería el saneamiento del sector financiero y subiría el IVA al 21%», anticipó entonces, cuando ni siquiera el PP había ganado las elecciones generales por mayoría absoluta.
En las primeras reuniones del Consejo de Ministros, De Guindos chocó con el catedrático de Hacienda. «Tú, a lo tuyo», vino a decirle Montoro cuando desgranó una reforma fiscal que iba en dirección contraria. Donde Guindos reclamaba más impuestos para el consumo, Montoro defendía y consiguió la autorización de Rajoy para aplicar una severa subida en el IRPF, con tipos para las rentas más altas desconocidos hasta ahora en España y un aumento de la presión en las rendimientos de capital que dejó descolocada a toda la derecha sociológica.
Rajoy forjó el equilibrio inestable de su equipo económico el mismo día en que anunció los miembros de su Gobierno. Frente al esquema habitual que se supone a un Ejecutivo inmerso en una severa crisis, las responsabilidades en el área económica se repartían con un organigrama plano y se prescindía de un 'primus inter pares' que ejerciese de director de orquesta en el desarrollo de la política económica, la de empleo y la que determina los ingresos y los gastos desde Hacienda. El líder del PP asumió el papel de vicepresidente para asuntos económico y se puso en medio de dos auténticos 'gallos'. Uno, Montoro, forjado en la trinchera de la política y con quien había realizado toda la travesía del desierto en la oposición al Gobierno de Rodríguez Zapatero. El otro, Luis de Guindos, que había conseguido aparecer como el nuevo 'gurú' de la economía del partido conservador, gracias a su pasado en el equipo de Rodrigo Rato, a su acercamiento a la Fundación Faes que preside José María Aznar, a su verbo fácil y a una cabeza bien amueblada.
En los últimos meses, De Guindos ha notado las miradas inquisitoriales de muchos compañeros de bancada popular en el Congreso tras la intervención en Bankia. «No hizo nada para salvar la figura de Rato en ese proceso y eso no es de recibo», aseguran en el entorno del PP.
Ahora, en los pasillos del Ministerio de Hacienda -aseguran las fuentes consultadas- se respira algo parecido a la tristeza mezclada con el enfado. Aunque Montoro tiene tablas suficientes en la política, el catedrático ha quedado tocado. «No ha sido una victoria de De Guindos -sostienen los críticos de este- porque en realidad la subida del IVA ha sido una imposición de la UE. Tampoco ha sido mérito suyo el anticipo de 30.000 millones para el saneamiento de las entidades financieras porque ese fue un logro personal de Mariano Rajoy en la cumbre de jefes de Gobierno».
El término 'contratado' con el que se identifica al ministro de Economía en el núcleo duro del PP, trata de poner distancia con un tecnócrata al que cada día consideran más alejado del partido. «Es el experto fichado para conseguir buenos resultados. Ahora solo hace falta que lleguen», sentencian con ironía.