La violencia regresa a Ulster al paso de las marchas orangistas
Los llamamientos a la calma no impidieron los enfrentamientos entre católicos y protestantes ni los disparos a la Policía
BELFAST.Actualizado:Consciente de la explosión de violencia que acompaña cada año a las marchas orangistas del 12 de julio, la Comisión de Desfiles de Ulster trató de anticiparse con un llamamiento a la calma. Su presidente, Peter Osborne, pidió a los líderes políticos, comunitarios y religiosos que hicieran valer su influencia para asegurar que las manifestaciones pudieran desarrollarse en un ambiente de tranquilidad.
La seguridad de que este llamamiento no sería suficiente para templar las pasiones de católicos y protestantes llevó a la comisión a fijar normas estrictas para el desfile de la Orden de Orange que transcurre por el norte de Belfast y que, a su paso por el barrio católico de Ardoyne, obliga a desplegar un nutrido dispositivo policial.
La marcha orangista, que recuerda la victoria del rey protestante Guillermo III de Orange sobre el católico Jaime II en la batalla de Boyne de 1690, debía concluir varias horas antes de lo habitual. La medida disgustó a sus protagonistas, que se declararon «acosados», e incluso desde el ámbito político tan elevado como el del ministro principal norirlandés, Peter Robinson, se consideraron «extrañas» las restricciones. El líder protestante David Hume no dudó en reclamar «respeto, tolerancia y comprensión» a una comunidad católica que, añadió, «debe demostrarnos que nuestra cultura tiene un sitio» en Irlanda del Norte.
No lo tiene para una minoría de católicos, que ya la noche del miércoles protagonizaron desórdenes en el barrio de Broadway de Belfast, un reducto republicano del oeste de la ciudad. La Policía realizó diez arrestos y mantuvo el estado de alerta para la jornada del jueves, la tradicionalmente más problemática, que registró problemas desde la mañana. Católicos y protestantes se enzarzaron a puñetazos en Ardoyne al paso de una marcha.
Trabajo mediador
La situación se complicó a lo largo de la jornada. Según la Policía, llegaron a oírse hasta diez disparos contra los agentes. Aunque una veintena de ellos resultaron heridos, ninguno lo fue por arma de fuego. Las fuerzas del orden se enfrentaron con grupos de jóvenes tanto unionistas como republicanos, que les atacaron con bombas incendiarias, piedras o bolas de billar y fueron repelidos con cañones de agua y balas de goma. En Londonderry, en el noroeste de Ulster, grupos de jóvenes lanzaron también bombas incendiarias contra la Policía e incendiaron un vehículo. En Craigavon desconocidos robaron un autobús y le prendieron fuego.
Desde que se firmó el acuerdo de paz, en 1998, los enfrentamientos entre católicos y protestantes se han reducido a su mínima expresión por el trabajo mediador de los líderes comunitarios, pero afloran esporádicamente al paso de las cerca de 500 marchas de miembros de la Orden de Orange por barrios republicanos.