Acertaron los agoreros
Actualizado:Rajoy dio muestras de su acción política cuando estaba en la oposición; a saber, sentarse en la puerta hasta ver pasar el cadáver político de su enemigo. Sin hacer nada, sin inmutarse, sin reaccionar. Y como la táctica le dio el triunfo en las urnas, la llegada al Gobierno no le ha cambiado: aquí estamos, a verlas venir.
Los mercados habían adelantado que España no podía seguir sin tomar medidas, Europa y sus hombres de negro las exigían y hasta Almunia, el hombre de negro más negro, adelantó lo que iba a ocurrir y fue tildado por un portavoz popular de agorero y bocazas. Pobres portavoces populares, que tanto tuvieron que desmentir lo que los mercados, Europa y hasta Almunia sabían que pasaría.
Todo recorte susceptible de ser aprobado será aprobado por este Gobierno. Aunque al principio lo niegue rotundamente y después lo matice, al final, zas. Toma. Con la excusa de Europa, el pretexto de los mercados o las falaces razones de algún ministro, para quien es más fácil sobrecargar con impuestos a los cumplidores y permitir que sigan defraudando los defraudadores.
Todo no. Entre recorte y recorte, un vítor a las diputaciones. Durante la campaña fueron varios los cargos del PP que abogaban a la desaparición de las diputaciones por innecesarias e inútiles. Pero Rajoy ha debido de recordar que fue presidente de diputación y el PP ha debido de contar que casi todas las diputaciones son del PP. Y ahí quedan: mantenidas y potenciadas. Tras una catástrofe nuclear sobrevivirán las cucarachas y las diputaciones, leo en un tuit.
«Solo cabe progresar cuando se piensa en grande y solo es posible avanzar cuando se mira lejos», decía ayer Rajoy parafraseando a Ortega. Tiene razón. Por eso no se entiende su actitud cortoplacista, pasiva y a remolque de los acontecimientos. Su mirar a la punta de sus zapatos. Porque no hacer nada también es hacer algo: luego hay que hacerlo tarde y por lo tanto mal. Y dándole la razón a Almunia y a los agoreros, que hasta ahora son los que van acertando.