Rajoy recurre al patriotismo para pedir apoyo al histórico tijeretazo
El Gobierno confía en ahorrar 65.000 millones de euros en dos años
MADRID Actualizado: GuardarMariano Rajoy sabe que a los españoles les quedan pocos agujeros libres para apretarse más el cinturón, pese a ello, la presión de la Unión Europea le obliga a mantener pisado el acelerador de las reformas y los recortes. Antes de anunciar este miércoles el mayor tijeretazo de la historia, con el que piensa ahorrar 65.000 millones de euros durante los próximos dos años y medio, el presidente del Gobierno dibujó un panorama sombrío, en el que incluyó alusiones a una quiebra técnica de la economía. «Necesitamos que nos presten dinero hasta para pagar las prestaciones por desempleo, los sueldos de los funcionarios, la sanidad y la educación», acotó el presidente. Un dinero que España debe pedir prestado en el exterior en lo que se ha convertido en un «círculo vicioso insoportable».
Rajoy, ante la evidencia de que los datos económicos sucumben ante la dureza de los recortes, recurrió al patriotismo para pedir a los ciudadanos templanza, abnegación y fe. Declamó que sería muy cómodo conformarse con menos, reducir aspiraciones y limitar el esfuerzo colectivo. «No lo haremos, no vamos a encoger nuestra ambición de españoles; queremos todo lo que seamos capaces de conseguir y trabajaremos sin descanso para alcanzarlo», sentenció.
Las nuevas medidas anunciadas por el Ejecutivo suenan a penúltima bala en la recámara para evitar la intervención de España, aunque en países intervenidos, como Portugal, Irlanda o Grecia, se han adoptadorecortes del gasto muy similares a los anunciados por el presidente del Gobierno. Por ello insistió en la veta nacionalista. «O demostramos, de verdad, que somos una nación dispuesta a sacrificarse para conquistar un futuro mejor, o no merecerá la pena el esfuerzo», enfatizó.
Intentó en varias ocasiones, durante la hora y media de su primera intervención en el hemiciclo, ser un presidente cercano y al tanto de los padecimientos de la ciudadanía con la reducción de ingresos y el incremento de impuestos. «Sé -indicó- que los pasos que estamos dando duelen a cada persona, como consumidor, como pensionista, como ama de casa, como los que ustedes quieran».
Para intentar apuntalar esta cercanía recalcó que tanto él como sus ministros y altos cargos también se quedarán sin la paga extraordinaria de Navidad, al igual que el resto de funcionarios y empleados públicos de las administraciones central, autonómica y local.
Si la jugada le sale mal, además de meterse en un aprieto con Bruselas, Rajoy puede perder el caudal de apoyos que logró en las pasadas elecciones generales. El presidente defendió que su paquete de medidas para cumplir con la reducción del déficit y con el resto de recomendaciones de Bruselas es «equilibrado» porque reparte los esfuerzos entre todos los sectores de la población. El problema es que el líder del PP ha pisado ya todas las líneas rojas de su programa electoral. Su tijera, en contra de lo que anunció antes de llegar a la Moncloa, ha entrado en las prestaciones por desempleo y en las pensiones, aunque sobre la jubilación tan sólo adelantó que planteará en el Pacto de Toledo la necesidad de apuntalar el modelo.
Frentes abiertos
Rajoy abre muchos frentes con este nuevo paquete de ajustes, que aprobará por decreto el viernes en el Consejo de Ministros. A sus votantes más fieles del vuelve a defraudarles con una nueva subida de impuestos, algo que nunca ha figurado en los programas del PP y que hasta ahora era un sacrilegio en el discurso popular. El incremento del IVA llega apenas seis meses después de que, contra todo pronóstico, elevase el IRPF. «Yo soy el primero en estar haciendo lo que no me gusta», lamentó.
Ahora también suma a los funcionarios y trabajadores públicos al club de las afrentas. Este colectivo, que no secundó la huelga general del 29 de marzo al entender que el Gobierno había respetado sus principales exigencias, ha convocado ya movilizaciones contra la supresión de la paga navideña y otros complementos.
Rajoy asume el varapalo, pero a cambio lanza una pregunta: «¿Tiene España el coraje y la determinación necesarios para mantener esta disciplina el tiempo suficiente?» Él mismo se respondió desde la tribuna: «Sí, los tiene y los tendrá, porque sabe lo que se juega en ello?»