El electorado negro abuchea a Romney por criticar a Obama

Imbuido de una fe a prueba de bombas, Mitt Romney afrontó ayer en Houston una de las pruebas más delicadas en su largo camino para conquistar la Casa Blanca: presentarse en el cuartel general de la organización de derechos civiles más antigua de EE UU (NAACP), y tratar de convencer a una audiencia integrada exclusivamente por votantes negros de que él dirigiría mejor el país que Barack Obama. «Si ustedes buscan un presidente que mejore claramente las cosas para la comunidad afroamericana, aquí me tienen», soltó el candidato republicano mirando con soltura al público. En lugar de los típicos aplausos que suscitan las frases redondas, Romney solo escuchó una sonora tanda de silbidos y abucheos por parte de los delegados.

Hasta tres veces se repitió la escena, y en cada ocasión el exgobernador de Massachusetts respondió con la serena sonrisa de los predicadores. «Creo que si comprendiérais quién soy de corazón y si me fuera posible expresar qué es verdaderamente aquello en lo que creo -preservar los mejores intereses de las familias negras-, votaríais por mí», dijo en una de las pocas apelaciones en las que cosechó tímidos aplausos.

Las cosas se complicaron sobre todo cuando Romney se explayó criticando la reforma sanitaria de la Administración demócrata y dando por hecho de que si llega al poder trataría de enterrarla para siempre. «Voy a eliminar todo programa no esencial y costoso que pueda encontrar, y eso incluye el 'Obamacare' (nombre popular con el que se conoce a la ley)».

El frío recibimiento no cogió de sorpresa a sus asesores. En lugar de filtrar una impresión negativa del candidato, prefirieron destacar sus agallas al llevar la misma agenda ante todas las audiencias, sin disfrazar sus intenciones aunque éstas no sean del gusto de determinados sectores, en este caso los electores negros.