SEIS HORAS
Actualizado:El Congreso despachó en un debate de seishoras el mayor ajuste económico de la historia de España. 65.000 millones de recorte, a razón de 180 millones y medio por minuto de discusión. Un formato que no parece el más apropiado para la gravedad del momento ni para el cruce de argumentos serenos y profundos. Fue vestir a un luchador de sumo con un traje de marinerito. El debate se escurría por las costuras, multitud de aspectos quedaron sin tocar y los portavoces, en la mayoría de los casos, se limitaron a enumerar las generales de la ley, como si hablaran de las labores del tabaco o de la pesca de bajura. Pareció que nadie esperaba un anuncio de tal calado cuando estaba cantado por los movimientos de los últimos días. Solo alguno, en vista del cariz del asunto, olvidó el discurso que traía de casa y trató de entrar al meollo. Hasta el líder de la oposición tuvo una primera intervención atolondrada y desvaída, en la que solo al final buscó el toro de los recortes.
Mariano Rajoy sabía lo que hacía. Plantear lo que planteó en un Debate sobre el estado de la Nación o en un pleno monográfico con orden del día previo hubiera dado a la oposición la oportunidad de preparar intervenciones maduradas y la dialéctica hubiera brillado. Pero no, fue un pis pas, con todo a favor del presidente, que pudo hacer un discurso 'churchilliano' lleno de apelaciones al sacrificio en aras de la prosperidad. «No ha sido un día agradable», pero no había «más remedio», confesó en su descargo. Un clásico 'marianista', no tener culpa de nada y endosársela a otros, en este caso Europa y los mercados.
Rajoy, con todo, no lo pasó bien. Seguro que le vino a la cabeza aquel otro pleno del Congreso, el del 12 de mayo de 2010, cuando José Luis Rodríguez Zapatero, también acuciado por Europa y los mercados, presentó una enmienda a la totalidad a su propio programa con un recorte de 15.000 millones de euros. Zapatero se topó con el aguerrido rechazo de la oposición. Una oposición que, en cambio, ayer fue de algodón, hasta un pacto ofreció el PSOE, pese a que el recorte de 65.000 millones más que cuadruplicó el del socialista.
Con una diferencia de poco más de dos años, el discurso fue similar, con petición de disculpas a los ciudadanos, solicitudes de comprensión y quejas por lo inevitable para evitar males mayores. Pero con una diferencia política nada menor; Zapatero era ya un barco a la deriva y Rajoy acaba de desembarcar con mayoría absoluta. Con ese contraste, el formato de seis horas de debate fue definitivo para jugar a favor de sus intereses.