Lucha de titanes en la transición egipcia
El Parlamento, campo de la batalla que libran islamistas y militares, abre 10 minutos para volver a ser suspendido
EL CAIRO.Actualizado:La lucha de poder entre militares y Hermanos Musulmanes ha sumido a Egipto en una espiral de tribunales y limbos legales que ha paralizado casi al completo su transición democrática. En un nuevo revés, el Tribunal Constitucional ordenó ayer la suspensión del decreto por el que el presidente, Mohamed Mursi, había restaurado el Parlamento. Los diputados, en un desafío a la Corte y a la junta militar, se habían reunido por la mañana en una brevísima sesión siguiendo la carta blanca que les había dado Mursi, que parece estar probando sus límites en este tira y afloja con los generales.
La tregua que pareció firmarse con la investidura de Mursi el 30 de junio ha durado apenas una semana. El veredicto ayer del Constitucional ahonda en la confrontación entre la junta militar y los Hermanos Musulmanes, que dominan el hemiciclo y son representados por el presidente.
El caso del desmantelamiento de la Cámara de Representantes se ha convertido en una suerte de ping-pong legal, en el que ambas potencias están testando sus fuerzas. Sin Constitución, Egipto se encuentra en una situación excepcional, y la bicefalia del poder ejecutivo propicia que nadie llegue a comprender bien dónde empiezan y dónde acaban las prerrogativas de cada uno, ni quién está por encima de quién, como demuestra la batalla por el Parlamento.
Confrontación soterrada
La Justicia, lejos de ser un terreno neutral, también muestra signos de tener su propia agenda. Mientras que el Constitucional tardó meses en declarar que la ley por la que se eligió al Parlamento era inconstitucional -el origen del embrollo legal en el que se encuentra sumido Egipto-, apenas ha tardado dos días en pronunciarse sobre el decreto del presidente islamista. «El tribunal ha dictado paralizar la decisión del presidente de restituir el Parlamento», dijo ayer el juez Maher el Beheiri.
Los islamistas, sin embargo, parecen no querer buscar una confrontación directa, por lo que la batalla se está librando por canales secundarios. Ayer, durante la breve sesión parlamentaria, que apenas duró unos simbólicos 10 minutos, los diputados decidieron remitir el asunto de su disolución a un nuevo tribunal, esta vez el de Casación, una corte de apelaciones que en el pasado se ha enfrentado a los fallos del Constitucional. La cofradía había llamado a una gran manifestación en la plaza Tahrir para apoyar al Parlamento, pero no llegaron a sacar toda su maquinaria pesada. Apenas se congregaron varios miles de personas, una minucia para la mítica plaza y para lo que puede llegar a desplegar la hermandad.
En un limbo legal
El hecho de que las fuerzas de seguridad permitieran sin problemas el acceso de los diputados al hemiciclo parece indicar que la junta militar tampoco está dispuesta a enseñar del todo los dientes. Ayer, Mursi y el mariscal Tantaui, jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, volvieron a dejarse ver juntos y cordialmente en un acto militar.
Tras la sesión parlamentaria, que no volverá a congregarse hasta que la Corte de Casación se pronuncie, la situación de la Cámara ha quedado congelada y en una suerte de limbo legal. Otro de los tribunales que iban a pronunciarse sobre el destino del Parlamento, el Supremo Administrativo, aplazó el caso hasta el día 17. La lucha de titanes en que se ha convertido la escena política egipcia ha paralizado la transición.