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Tribuna

Los cursos de verano

FELICIDAD RODRÍGUEZ
DIPUTADA DEL PPActualizado:

Es ya tradicional que, durante los meses estivales, muchas universidades españolas y otras instituciones y organismos desarrollen cursos de verano por toda la geografía nacional sobre las temáticas más variadas. Realmente, la impartición de estos cursos, fuera ya de las rigideces, por otra parte necesarias, de las enseñanzas regladas y de los programas oficiales universitarios, ofrece una oportunidad de encuentro, debate y discusión, en un entorno más flexible y cercano, que favorece la apertura de la institución académica a la sociedad y permite el centrar la atención sobre los temas de mayor y candente actualidad para el conjunto de nuestra sociedad.

Los cursos de verano, desarrollados en su mayoría en un ambiente distendido y en entornos que favorecen el intercambio de ideas, también representan una fuente de ingresos nada desdeñable en esta época de crisis que estamos padeciendo. Al fin y al cabo, el ambiente veraniego invita a compaginar las actividades docentes con otras actividades más lúdicas que no hay que desdeñar.

En el caso de Cádiz, los atractivos, tanto de la ciudad como de toda la provincia, no dejan de representar un reclamo que es importante aprovechar, de manera que los beneficios no se limiten al enriquecimiento académico e intelectual sino que también se extiendan a otros ámbitos. Aún a riesgo de que la atención se nos escape durante algunos momentos en el transcurso de alguna conferencia, hay que reconocer que es un auténtico lujo disponer de un escenario como el nuestro para disfrutar de esos cursos de verano. Seguro que, en los debates, la inspiración que puede suponer tener de fondo la Caleta, el castillo de San Sebastián, el de Santa Catalina o el estrecho de Gibraltar, en el caso de los cursos de San Roque, es un elemento que no hay que despreciar. Pero volviendo al tema más académico, no es baladí el insistir sobre la influencia que las programaciones estivales pueden tener en muchos sectores de la sociedad como foros de discusión del más alto nivel.

Algunos de estos cursos de verano, impartidos por toda la geografía nacional, tienen ya una amplia trayectoria sustentada por una gran experiencia y por el prestigio, académico o profesional de los diversos ponentes que imparten cada uno de los cursos, seminarios o jornadas. Por ejemplo, en el caso de la Universidad de Cádiz, la impartición de estos programas de verano va ya por su 63ª edición y, a lo largo de todos estos años, hemos tenido la oportunidad de recibir en nuestras sedes a personajes relevantes en todos los ámbitos del conocimiento y de la vida cultural, política, económica o social, tanto a nivel nacional como internacional.

Este año, los cursos de verano de la UCA tienen un marcado acento iberoamericano; no podía ser de otra manera en el momento en el que celebramos el aniversario de la Constitución de 1812 y en el que la Universidad de Cádiz está cobrando especial protagonismo a través de la organización de numerosas actividades y eventos que tienen que ver con la efeméride. No en vano, la UCA se ha constituido en la institución académica de referencia en la celebración de los Bicentenarios de las independencias de todos los países hermanos, cuyos representantes tuvieron, a su vez, un protagonismo esencial en los debates que se llevaron a cabo hace 200 años en el Oratorio de San Felipe Neri.

En la presente edición, nuestro idioma común, ese idioma que une tantos pueblos a pesar de la distancia física que nos separa y de un océano de por medio, ha tenido un especial protagonismo. El nuevo director del Instituto Cervantes y anterior director de la Real Academia de la Lengua, la RAE, Víctor García de la Concha, fue el encargado de pronunciar la conferencia inaugural que se centró en el idioma que hablan cerca de 500 millones de personas en el mundo, nuestro idioma, el español. Un idioma, que como señaló el ilustre académico, está sujeto al imperio del pueblo. En este año del Bicentenario que mejor homenaje se podría hacer a todos los diputados del 12, los peninsulares, los insulares y los de ultramar, que inaugurar los cursos teniendo como eje esa lengua que, con tantos matices y acentos diferentes, fue el vehículo a través del cual los españoles expresamos las ideas plasmadas en nuestra primera Constitución.

Realmente, esta nueva edición de los cursos de verano de la Universidad de Cádiz tiene un sabor especial. Porque más allá de la interdisciplinariedad propia de los cursos y de la diversidad de temáticas, diversidad que abarca desde el derecho a la economía, pasando por la medicina, la gastronomía o la literatura, entre muchas otras, el mundo hispanoamericano y la Constitución de 1812 están siendo los protagonistas indiscutibles.

A este respecto, también es importante señalar la colaboración prestada tanto por el Ayuntamiento como por el Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario. El primero con el apoyo a la celebración de la IX Semana Constitucional y, el Consorcio, con el patrocinio de diversos seminarios vinculados a la temática de 1812. Dentro de algunas semanas, los cursos de verano llegarán a su fin pero el próximo año volverán y esperemos que América y nuestra Constitución sigan estando presentes.