José Antonio Griñán y Alfredo Pérez Rubalcaba, en el congreso regional andaluz celebrado este fin de semana en Almería :: CARLOS BAR BA/EFE
ANDALUCÍA

Rubalcaba abronca a los críticos y pide el apoyo de todo el PSOE andaluz a Griñán

El sector enfrentado al secretario general logra un 33% de representación en el comité federal y regional

ALMERÍA. Actualizado: Guardar
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Los socialistas andaluces salen de su congreso regional con el sabor agrio de la división y las tensiones internas. Los críticos ya tienen un cuerpo representativo dentro de la federación más numerosa del PSOE. Un 33% del partido es su peso. Es el porcentaje de media que han obtenido en los comités regional y federal al presentar listas alternativas a la oficial. Algo menos, un 31,46%, no votó la ejecutiva regional que encabeza José Antonio Griñán, que fue respaldada por el 65,8%, cinco puntos menos que el apoyo recibido a su candidatura.

Pero los críticos no tendrán desde ayer mucha autoridad para apellidarse rubalcabistas. El secretario general del PSOE, al que apoyaron en las primarias de febrero, les volvió la espalda. Es más, Rubalcaba les desautorizó en el discurso que clausuró el cónclave. Les recordó que gobernar es muy difícil y que la cultura del PSOE es apoyar al partido cuando gobierna. Utilizó una metáfora marinera para insistir en que en tiempos de crisis como los actuales es más necesario el cierre de filas. «Mi cultura política como secretario general del PSOE es la de apoyar al Gobierno cuando la marea está alta y cuando está en calma chicha», enfatizó.

Había gran expectación por la presencia de Rubalcaba al cierre del congreso. Sobre todo porque muchos de los que se han enfrentado a Griñán, Luis Pizarro entre ellos, se significaron durante la dura campaña previa a las primarias en favor de Rubalcaba. Griñán defendió a Carme Chacón y por esta apuesta salió perdedor del congreso de febrero en víspera de las elecciones autonómicas.

Pero las cosas cambiaron cuando el 25 de marzo Griñán logró «la proeza» -según la palabra utilizada ayer por Rubalcaba- de conservar el Gobierno de la Junta pese a perder las elecciones. Rubalcaba sacrifica a los que daban botes la tarde del 4 de febrero, los críticos con Griñán, porque necesita el apoyo del presidente de la comunidad más importante en la que gobiernan los socialistas para desgastar a Rajoy. Hay quien ve en la operación de los críticos la bendición de Ferraz para bajar los humos al dirigente socialista con más poder en la actualidad. La cercanía de Gaspar Zarrías a los críticos de Jaén avalan esta teoría. Pero Rubalcaba lo único que mostró ayer en Almería fue enfado y contrariedad por el desarrollo del congreso.

Se mostró firme al reprender a los críticos. Pidió un apoyo cerrado a Griñán. Le piropeó hasta el empalago por «su excelente resultado electoral» contra el Gobierno de Rajoy, «contra las encuestas, el cansancio y la tristeza que invadía al PSOE». Rubalcaba no mencionó a los críticos, tampoco hizo llamamiento a la unidad, como Elena Valenciano dos días antes. Y mucho menos mencionó la ocasión perdida de Griñán de integrar a los desafectos con su liderazgo.

Rubalcaba no mencionó a los críticos, pero sí Griñán, incluso dándole las gracias. El renovado líder del PSOE andaluz manifestó que no militaría jamás en un partido que no estuviera abierto a las discrepancias. «Este es un partido donde se toleran las críticas, porque las críticas enriquecen», dijo.

Pese a dar las gracias, Griñán ha excluido a los críticos de la ejecutiva regional. Por primera vez en muchos años Jaén no cuenta con miembros en el núcleo duro del PSOE. Griñán ni siquiera recibió a su secretario general, Francisco Reyes, la tarde en que negociaba su composición. Reyes asegura que no había dado órdenes a su delegación de votar en bloque contra el secretario general, como se había apuntado desde los griñanistas.

Nombres

Reyes, lo mismo que otros dirigentes del sector crítico como Luis Pizarro y el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, responsabilizaron a Griñán de la brecha abierta en el partido, ya que entienden que debió procurar la integración. «Griñán tiene responsabilidad muy clara y muy directa en que hayan surgido tensiones internas, podría haber hecho un esfuerzo de integración», manifestó Pizarro.

Junto a los mencionados, también se han posicionado en el bando de los descontentos el expresidente de la Junta José Rodríguez de la Borbolla, los exconsejeros Evangelina Naranjo, Francisco Vallejo y Martín Soler y el presidente de las Juventudes Socialistas, Juan Carlos Ruiz. Varios son diputados del Parlamento, lo que dificultará al nuevo portavoz, Francisco Álvarez de la Chica, hombre acérrimo de Griñán, su trabajo.

La nueva ejecutiva es más reducida, cuenta con 33 miembros, 22 caras nuevas y la presencia de cuatro sevillanos en el núcleo duro, entre ellos Amparo Rubiales, amiga de Griñán, como presidenta del partido. Griñán se ha rodeado de fieles, que coinciden que también lo son de Susana Díaz, pese a que esta sale de la dirección del partido para batallar por la secretaría general de Sevilla. Frente a ella tendrá un alcalde carismático, Antonio Gutiérrez Limones. Vuelven históricos como José Caballos, que ocupará la secretaría de Economía.

A la clausura del congreso asistió Manuel Chaves, Tomás Gómez y dirigentes de Ferraz.