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El presidente rumano ataca al Gobierno desde el Parlamento

VARSOVIA. Actualizado: Guardar
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El presidente de Rumanía, el conservador Traian Basescu, compareció ayer en el Parlamento para enfrentarse a su destitución, que ha sido propuesta por la coalición gobernante de socialdemócratas y liberales (USL) liderada por el primer ministro, Víctor Ponta. La destitución será sometida hoy a votación, y todo indica que la USL de Ponta saldrá victoriosa porque cuenta con mayoría en la Cámara.

Basescu no se comportó como un político derrotado y llevó a cabo un discurso al ataque en el que negó que hubiera violado la Constitución, como sostiene la USL, y acusó al Gobierno de Ponta de utilizar su destitución con «el objetivo mayor de controlar el sistema judicial y las instituciones del Estado». El propio Tribunal Constitucional sostiene que Ponta quiere acabar con la independencia de esta corte y colocar a jueces afines al centroizquierda gobernante. Basescu, que preside Rumanía desde 2004, se mostró convencido de que «los rumanos me darán la razón en referéndum».

La USL no se salió del guion de las últimas semanas y mantuvo las acusaciones de violación de la Carta Magna contra el presidente. El senador de la USL Toni Grebla manifestó que Basescu «transgredió la letra y el espíritu de la Constitución, lo que ha tenido consecuencias muy graves que han violado la norma fundamental. Son razones suficientes para suspender al presidente».

Voces críticas

Diversas ONG y analistas políticos rumanos se sumaron a las voces críticas contra el Gobierno de Ponta porque, según Otilia Nitu, experto del grupo de reflexión ExpertForum, «la USL está tomando el poder violando las leyes y subordinando las instituciones». El politólogo Cristian Ghinea denunció «el ataque a las instituciones democráticas» por parte de Ponta.

En pleno conflicto político, centenares de artistas, intelectuales galardonados con el Premio Nobel, cineastas, directores de teatro y organizadores de festivales de distintos países occidentales, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Suecia, hicieron llegar un mensaje de solidaridad a sus colegas rumanos, que llevan varias semanas en pie de guerra contra el Gobierno, al que acusan de querer controlar la cultura y limitar la libertad de expresión y de creación.