La secretaria de Organización del PSOE-A, Susana Díaz, visitó ayer el Palacio de Congresos de El Toyo, en Almería. :: EFE
ANDALUCÍA

Los socialistas andaluces ratificarán a Griñán como líder en un congreso sin sobresaltos

Mario Jiménez será vicesecretario general del partido, mientras que la presidencia la seguirá ocupando una mujer

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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Año doce y congreso número doce. Números redondos y pares para un congreso donde los socialistas andaluces confirmarán a José Antonio Griñán como líder sin mucha discusión y en el que se barruntan pocas sorpresas una vez confirmado por él mismo que su número dos será Mario Jiménez, actual portavoz en el Parlamento. Jiménez, secretario general del PSOE de Huelva, sustituye a Susana Díaz, pero con un grado más, el que tuvo en su día Rafael Velasco y que la sevillana nunca llegó a ocupar, el de vicesecretario general.

Jiménez y Díaz hacen cambalache no solo en la ejecutiva regional. Jiménez tendrá que dejar la secretaría general de Huelva, mientras que la consejera de Presidencia aspira a hacerse con la dirección del partido en Sevilla. La pelea de Díaz por la controvertida secretaría general del PSOE sevillano contamina sin duda un congreso que se espera sin sobresaltos. Su candidatura en víspera del congreso regional que se celebra a partir de hoy en Almería ha reabierto la caja de los truenos en la polémica agrupación sevillana y hace que se hable más de su candidatura que de la de Griñán a renovar la secretaría general del PSOE-A.

La delegación de Sevilla llega al congreso dividida entre los partidarios de Susana Díaz y los críticos, estos con un porcentaje de cerca del 35%. Sobre el ruido que puedan hacer hay expectación. Lo mismo que sobre si cuaja una candidatura alternativa a la suya para la dirección provincial. Las miradas están puestas en el alcalde de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limones. Este y el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, son sus más acervos críticos entre los cargos en activo, ya que José Rodríguez de la Borbolla, expresidente de la Junta, se ha revelado como el más acerado de todos, al pedir su dimisión como consejera de Presidencia si desea aspirar a la secretaría provincial. Díaz, a quien apoya el presidente de la Diputación, contraatacó ayer al recoger la adhesión de 51 de los 61 alcaldes socialistas de la provincia sevillana.

No es la primera vez que la delegación sevillana calienta el ambiente de un congreso regional, pero en esta ocasión puede tensionar más de lo que desearía Griñán un cónclave a priori sin complicaciones.

Dos años después de ser aupado a la secretaría general en sustitución de Chaves, Griñán afronta la renovación de su cargo con tranquilidad, pese a que en estos dos años el PSOE ha sufrido tres derrotas estrepitosas en las urnas y la pérdida de más de 700.000 votos. La conservación de la Presidencia de la Junta gracias a la coalición con IU y a que el PP no obtuvo mayoría absoluta el 25M, ha salvado a un dirigente que incluso en víspera de las elecciones andaluzas se atrevió a apostar en unas primarias por la candidata perdedora, Carme Chacón. Griñán es ahora el presidente de la mayor autonomía del país, el mandatario con más poder del PSOE.

Un poder que ha servido de argamasa para que Rubalcaba y él sean uña y carne, al menos en apariencia. Esto no es baladí. Sus críticos, aglutinados en torno a Rubalcaba, no parece que vayan a presentar guerra en el congreso. Es el caso de la delegación de Jaén, del 50% de la de Cádiz o del 24% de la de Córdoba. Los de Málaga y Sevilla no son antigriñanistas por ahora.

Pese a la aparente armonía, habrá las tensiones lógicas de cada provincia por obtener peso en la nueva ejecutiva. Griñán tiene las manos más libres que nunca para elegir a su equipo, pero sabe de la importancia de los equilibrios territoriales en el partido. Ha decidido quitar de la pugna interna la elección de su número dos. Mario Jiménez no entraba en la negociación con los secretarios provinciales.

Pero hay más puestos, entre ellos el de secretario/a de Organización, que sí entrará en la discusión. Griñán quiere que la presidencia del partido la ocupe una mujer como ahora. No está claro si seguirá Rosa Torres, aunque según fuentes consultadas cuenta con bastantes posibilidades. Griñán está muy contento con su trabajo y sólo la presión por los equilibrios territoriales podría hacerle atender otros nombres. Amparo Rubiales y Micaela Navarro son algunos.

Griñán planteará una ejecutiva con grandes novedades formales, con menos peso por ejemplo en la secretaría de Organización y otro mayor en la de áreas sociales. Francisco Álvarez de la Chica es otro nombre fuera de la discusión provincial y ocupará uno de los cargos mencionados. Al final 588 delegados tendrán la última palabra en un congreso que cerrará el domingo Alfredo Pérez Rubalcaba y hoy inaugura su número dos, Elena Valenciano.