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De la catedral a un garaje
Los agentes detienen a un electricista, extrabajador del templo, y a su familia como autores del robo hace hoy un año La Policía halla el Códice Calixtino en un local a tres kilómetros de Santiago
SANTIAGO / MADRID. Actualizado: GuardarA las 16.50 horas de ayer, un convoy de cinco vehículos partía desde Milladoiro, un barrio del municipio coruñés de Ames, con destino a Santiago de Compostela. En alguno de esos coches, protegido de cualquier incidencia por los efectivos del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) de la Policía Nacional, viajaba cómodamente el Códice Calixtino. El libro del siglo XII, que recoge por primera vez las peripecias del Camino de Santiago, volvía a su casa, después de estar desaparecido durante un año menos un día. Se ponía punto y final a uno de los robos de patrimonio más importante de los últimos años. Y las autoridades eclesiásticas, políticas y policiales soltaban un suspiro de alivio. Porque este tesoro artístico no se encontraba en manos de un coleccionista privado sin escrúpulos que hubiera encargado el hurto para quedárselo para sí mismo. Todo lo contrario. El libro estaba en un garaje, en una bolsa de plástico, a menos de tres kilómetros de la ciudad compostelana.
Se encontraba escondido en una de las propiedades del exelectricista de la catedral y presunto ladrón, José Manuel Fernández Castiñeiras, situada en esta parroquia coruñesa. A los agentes que peinaron todas las propiedades del presunto ladrón les costó encontrar el libro. «Viendo cómo estaba el garaje, lleno de suciedad, ha sido una alegría enorme comprobar que esta joya del siglo XII estaba impecable. Nos emocionamos todos», describió una de las testigos del registro, Begoña Bravo. Horas después, fueron el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, y el deán de la catedral compostelana, José María Díaz, los que confirmaron que el libro encontrado era el auténtico Códice Calixtino y que estaba en buenas condiciones.
La visita del Códice fue breve. Después de que los dos eclesiásticos comprobaran el documento, los agentes de la Policía se llevaron el Códice en una toalla blanca a comisaría, donde permanecerá hasta mañana. De esta manera, se ponía punto y final a un año de investigaciones llevadas a cabo por la Brigada de Patrimonio Histórico de la Comisaría General de Policía Judicial. El 5 de julio de 2011, desaparecía el libro del archivo del templo gallego. Todas las pistas del robo indicaban que había sido un golpe desde dentro. Ni ventanas rotas, ni puertas forzadas. Junto al Códice se esfumaron unos cuantos facsímiles y legajos, lo cual puso en solfa el sistema de seguridad de la catedral. Sin embargo, mover un ejemplar de esas características era harto difícil por ser demasiado conocido (el robo le dio aún más fama mundial) y por su valor artístico. Es una de las primeras guías para los peregrinos, con consejos sobre la Ruta Jacobea, obras de arte, sermones, textos litúrgicos y las primeras obras polifónicas a tres voces. Consta de cinco libros y dos apéndices. En total, 225 páginas de pergamino. Algunos expertos han afirmado que podría alcanzar un precio de hasta cien millones de euros, lo cual reducía mucho la lista de posibles compradores.
Investigación
Los agentes de la Brigada de Patrimonio comenzaron a investigar a todas las personas relacionadas con la catedral y con el deán José María Díaz. Y así, poco a poco, los agentes se fueron acercando a este antiguo trabajador de la seo, que fue despedido semanas antes de que se produjera el robo. Desde hace meses se convirtió en el principal sospechoso. Las pesquisas acabaron en la madrugada del miércoles cuando la Policía detuvo a Fernández, a su mujer, a su hijo y a la novia de este.
Los agentes realizaron varios registros domiciliarios en Santiago, Ames, Negreira y O Grove (Pontevedra) y encontraron más de un millón de euros en uno de los domicilios y otros 200.000 en otro inmueble. Además, se recuperaron varios ejemplares religiosos antiguos, entre ellos uno de los Libros de las Horas, cuya desaparición también fue denunciada por el deán de la catedral y que son textos únicos de rezos y salmos de la Edad Media, y ocho facsímiles del Códice Calixtino. También se halló numerosa documentación relacionada con los responsables y religiosos de la catedral, correspondencia de los canónigos y llaves de acceso a dependencias del templo. En ningún momento, el presunto ladrón confesó los hechos ni facilitó a los agentes datos sobre la situación del libro. El electricista y su familia pasaron a disposición judicial.