Economia

La recesión se traga la capacidad de ahorro de las familias españolas

Las rentas de los hogares disminuyen un 1,3% y los sueldos un 3,2%, mientras el gasto destinado a consumo aumenta un 2,1%

MADRID. Actualizado: Guardar
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La segunda recesión de esta crisis está pasando una dura factura a los hogares españoles. Las reducciones de salarios aplicadas, combinadas con subidas de impuestos directos y sobre el consumo, las alzas de precios y, por supuesto, el aumento del paro, han erosionado la capacidad de ahorro de la mayoría de las familias. Por primera vez, en el primer trimestre de 2012, el incremento registrado en el volumen de recursos que tienen que destinar al consumo se ha llevado por delante el margen que antaño tenían los ciudadanos para guardar unos pocos euros en la hucha en previsión de futuras dificultades.

El balance de las cuentas de los hogares elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el primer trimestre arroja una conclusión: cada vez más, las familias se ven obligadas a vivir al día y ahorrar es una misión imposible. Y eso, en un entorno de recesión, es una señal de que sus penurias pueden agravarse porque es menor la capacidad para responder a imprevistos.

El primer indicador que da idea de los equilibrios que tienen que hacer los hogares para salir adelante es el que mide su renta disponible, que arroja una caída interanual del 1,3%. Entre enero y marzo sus ingresos ascendieron a 165.838 millone, 2.195 millones menos que en el mismo período de 2011.

El INE achaca esa caída, sobre todo, a la disminución de los salarios, que constituyen la principal -y muchas la única- fuente de ingresos de la mayoría de familias. Las remuneraciones de los asalariados cayeron en ese período un 3,2% respecto de un año atrás. Las cuentas familiares también acusan una caída del 4,4% en sus rentas de la propiedad (intereses, dividendos, etcétera) que es fruto de un menor aumento de las percibidas (2,2%) que de las pagadas (12,6%).

Pero lo que mejor ilustra las dificultades de los hogares son los detalles de la utilización que hacen de esos recursos. Su gasto en consumo aumenta un 2,1% interanual pese a la caída de ingresos. Es sabido que, a menor renta disponible, mayor es el porcentaje de recursos que hay que dedicar a satisfacer necesidades básicas. Y si esos bienes y servicios son cada vez más caros (caso de la electricidad, alimentos frescos, gasolina y la mayoría de tasas y precios públicos), aumenta el gasto en consumo aunque éste siga en niveles mínimos.

Y se resiente el ahorro. Tanto es así que entre enero y marzo alcanzó un montante negativo de 911 millones respecto al mismo trimestre del ejercicio precedente. La tasa de ahorro se situó en el -0,6% de la renta disponible, 3,3 puntos menos que hace un año. Si se observa la evolución de los cuatro últimos trimestres (año móvil) se aprecia que en el período entre el segundo trimestre de 2011 y el primero de 2012 la tasa de ahorro alcanza el 10,8% de la renta disponible, siete décimas menos que en el período móvil precedente. El inicio del año y las habituales subidas de precios de los servicios esenciales (la llamada cuesta de enero) y la recesión explican el brusco hundimiento del ahorro en el primer trimestre.

Los efectos del paro en este período pueden observarse en la distribución secundaria de rentas. Los hogares se beneficiaron de un volumen de prestaciones públicas recibidas mayor que el de cotizaciones sociales pagadas, al crecer las primeras un 3,6% y disminuir un 2,2% las segundas. El saldo positivo de transferencias corrientes recibidas no compensa el aumento del 5,8% en los impuestos, por ejemplo en el IRPF y Patrimonio. Al cierre del trimestre, el sector arrastraba una necesidad de financiación de 12.591 millones.

Por su parte, las administraciones públicas redujeron en ese período su renta disponible un 11,3%, hasta 39.258 millones de euros. Ese resultado obedece, sobre todo, al aumento de las rentas netas de la propiedad y de las prestaciones sociales pagadas y a la disminución de los impuestos netos percibidos. El IRPF y Patrimonio crecen un 3% (633 millones más) pero no compensan la disminución del 6,3% de los ingresos impositivos ligados a la producción, que la recesión ha hundido. A su vez, las cotizaciones sociales percibidas caen un 2,5%.

El gasto en consumo público también baja por los recortes presupuestarios aplicados en el Estado, las comunidades autónomas y ayuntamientos. Desciende un 5,1%, hasta marcar un saldo negativo de 5.584 millones. La necesidad de financiación del sector suma 14.646 millones (5,6% del PIB trimestral).