Un policía afgano mata a tres soldados británicos
Actualizado:La OTAN sumó ayer tres nuevas bajas a manos de las fuerzas afganas. Una discusión en un puesto de control en el distrito de Geresk de la provincia de Helmand acabó con un tiroteo que costó la vida a tres soldados británicos, que recibieron los disparos de «una persona vestida con un uniforme de la ANP» (siglas en inglés de Policía Nacional Afgana), según la agencia Pajhwok. El autor de los disparos resultó herido y se encuentra detenido. Ya son 26 los soldados internaciones caídos en 2012 por el fuego de miembros de las fuerzas de seguridad afganas (en 2011 murieron otros 35). La mayoría son estadounidenses y forman parte de los equipos de preparadores que trabajan contrarreloj para concluir su tarea con éxito antes de finales de 2014, fecha prevista para la retirada.
España sufrió un ataque de estas características en Qala i-Nao el 25 de agosto de 2010 en la antigua base de la capital de Badghis, cuando el conductor de un responsable policial local disparó contra los oficiales de la Guardia Civil José María Galera y Abraham Leoncio Bravo, y su intérprete, Attaolah Taefi. Esta falta de confianza en los afganos, sumada al alto índice de deserciones, son los dos factores que más dudas generan sobre el éxito de la misión.
Proceso de transferencia
La preparación y equipación de las fuerzas de seguridad afganas, que en estos momentos están compuestas por 350.000 hombres, el doble que hace tan solo dos años, es la prioridad de una Alianza que ya ha anunciado su intención de mantener tras el repliegue a asesores, fuerzas especiales y hasta apoyo aéreo en el país asiático. La tercera de las cinco fases de transferencia de seguridad a las tropas locales ya está en marcha y pronto, sobre el papel, los afganos serán responsables de 260 de los 398 distritos del país, entre ellos las 34 capitales de provincia.
El atentado contra los tres soldados británicos no fue el único ayer en el país. Al menos siete civiles murieron y otros 23 resultaron heridos en una acción suicida junto a la entrada de la Universidad de Kandahar, la ciudad sureña cuna de los talibanes.