
Libia libera a los enviados de La Haya
Las autoridades de Zintán permiten la salida a los cuatro miembros del TPI que intentaron mediar en la extradición de Saif el-Islam
Actualizado: GuardarCasi un mes después de su detención por parte de la milicia de Zintán los cuatro enviados del Tribunal Penal Internacional (TPI) son libres. El presidente del organismo, Sang-Hyun Song, tuvo que viajar hasta la capital de las montañas de Nafusa para pedir disculpas «por las dificultades generadas» y lograr la liberación de su personal, que a última hora del día tenía previsto volar de vuelta a La Haya.
Zintán es una república independiente dentro de la nueva Libia y Saif el-Islam es su trofeo de guerra más preciado, por ello sus guardianes no dudaron en detener el pasado siete de junio a la abogada australiana Melinda Taylor y a su intérprete libanesa, Helen Asaf, cuando sospecharon que intentaban entregar al hijo de Gadafi una carta de uno de sus más estrechos colaboradores, Mohamed Ismail, que está buscado por la Justicia libia. El abogado español Esteban Peralta y el diplomático ruso Alexander Jodakov decidieron entonces permanecer con sus compañeras, acusadas de espionaje. Aunque no había cargo alguno en su contra, las autoridades libias no les permitían abandonar el país.
Los 160 kilómetros que separan Trípoli de Zintán son una distancia insuperable para el poder central, que desde la detención en noviembre de Saif el-Islam, al sur del país, ha sido incapaz de lograr su traslado a la capital. Tampoco el TPI ha podido con los milicianos de la montaña, los mismos que lograron liberar Trípoli de las fuerzas gadafistas en agosto.
Taylor fue designada para defender al que estaba llamado a suceder a Muamar Gadafi, acusado de cometer crímenes contra la Humanidad por la represión de las protestas antigubernamentales que estallaron en 2011 y que provocaron la caída del régimen con la ayuda de la OTAN. El tribunal tiene pendiente una orden internacional de arresto, pero las autoridades de Zintán se niegan a transferir a Saif el-Islam a Trípoli y la Justicia libia se niega a su vez a dejarle salir del país.
Polémico reparto de escaños
La liberación de los enviados de la TPI se produce en vísperas de las primeras elecciones democráticas del país. El sábado los libios acudirán a las urnas para elegir un nuevo Parlamento, que tendrá la responsabilidad de redactar el borrador de la Constitución y organizar un referéndum. Los comicios llegan en un momento de gran tensión interna por la incapacidad del Consejo Nacional Transitorio (CNT) de dominar a las milicias de las distintas ciudades.
En Bengasi, cuna de la revolución, y Tobruk, cientos de hombres armados asaltaron oficinas electorales para protestar por el reparto de escaños, que consideran discriminatorio para los habitantes de la Cirenaica. El CNT ha repartido los asientos de la cámara según el número de habitantes en cada una de las tres zonas del país. A Tripolitania le corresponden 100, a Cirenaica, cuya capital es Bengasi, 60 y a Fezzan, la parte sur, 40.