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Andrés M. López Obrador. :: AFP
MUNDO

El PRI se hace de nuevo con el poder

Peña Nieto consigue la victoria en las presidenciales, pero el izquierdista López Obrador se niega a aceptar la derrota

MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO CORRESPONSAL
LA HABANA.Actualizado:

Rodeado de su esposa e hijos, Enrique Peña Nieto, el hombre de 45 años que ha hecho posible el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder de México, celebró ayer su victoria en las presidenciales aztecas y prometió un Gobierno «moderno», sin «regresos al pasado». Con una escenografía bien cuidada, el mediático político asumió el mandato que los ciudadanos le han otorgado y anunció que continuará la lucha contra el crimen organizado «sin pactos ni treguas», pero con una nueva estrategia para disminuir la violencia y proteger la vida de los mexicanos.

Con el 95,05% de los votos escrutados, Peña Nieto tenía el 38,02% de los apoyos y su principal rival, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), estaba a más de seis puntos. Pese a esa importante diferencia, no reconoció su derrota y dijo que esperará los resultados definitivos para pronunciarse. «Todavía no está dicha la última palabra», subrayó.

El líder del PRI ya le pidió «respeto y civilidad» a la decisión de los ciudadanos para que no se repita la situación de hace seis años, cuando López Obrador nunca aceptó la victoria del actual presidente, Felipe Calderón. El resto de sus contrincantes políticos reconocieron inmediatamente que las tendencias no les habían favorecido. De hecho, el aspirante del Partido Nueva Alianza, Gabriel Quadri, -que quedó en última posición con apenas el 2,31% de los votos- pidió a AMLO que «le haga un favor a la democracia al aceptar su derrota».

La comunidad internacional ya ha comenzado a felicitar a Enrique Peña Nieto por su virtual victoria en los comicios. El mandatario estadounidense, Barack Obama; el líder galo, François Hollande, y el presidente español, Mariano Rajoy, enviaron mensajes de enhorabuena al hombre que dirigirá el futuro de México a partir del próximo 1 de diciembre.

En su discurso, el candidato priísta subrayó que «la unidad» es indispensable. «En el México de hoy, plural y democrático, todos cabemos, todos somos parte importante de él y todos tenemos mucho que aportar a las soluciones que demandan los ciudadanos». El próximo gobernante tuvo palabras de reconocimiento para Felipe Calderón «por su vocación democrática, por su respeto y conducta institucional durante el proceso electoral, así como por su determinación al enfrentarse a decisiones difíciles durante su gestión». Y es que la fuerza gobernante Acción Nacional (PAN) se ha hundido en las urnas por su desgaste político y apenas han conseguido el 25,45% de los sufragios.

Las urnas confirmaron la rehabilitación política del PRI, pese a los temores por su historial de corrupción y autoritarismo definido por Mario Vargas Llosa como «la dictadura perfecta». Pero el electorado apostó por un cambio para tener menos violencia y más crecimiento económico.

Peña Nieto ha prometido todo eso, y el reto es enorme. La economía -muy dependiente de la situación de Estados Unidos, que le compra el 80% de las exportaciones-, creció en el 2011 un 3,9 % frente al 5,5 % del año anterior. El desempleo se cifra en el 4,97 %, pero la mayor parte de los trabajadores siguen trabajando en la economía sumergida. Y la pobreza afecta a más de 55 millones de los 112 millones de mexicanos.

El país azteca es el séptimo mayor productor de crudo del mundo y proveedor clave de EE UU. Los ingresos por venta de carburantes representan un tercio del Producto Interior Bruto (PIB) y por eso Peña Nieto quiere privatizar parte de la gigantesca petrolera estatal, Pemex. Aunque el PRI es la primera fuerza legislativa, es previsible que esta medida no salga adelante al no contar con apoyos suficientes.

De momento habrá que esperar a ver la postura definitiva de López Obrador, que al igual que los otros cuatro aspirantes a la presidencia firmó tres días antes de los comicios el Pacto de Civilidad y que ahora se niega a aceptar los resultados.