TERCERA TARDE MÁGICA EN MADRID
Medio millón de personas salieron a la calle a recibir a sus ídolos, que disfrutaron de una celebración histórica
Actualizado:Nuevo atardecer mágico en Madrid. El centro de la capital volvió a teñirse de rojo para recibir, una vez más, a la selección española de fútbol. Lo que hace cuatro años era algo inédito hoy parece una costumbre. Camisetas y banderas de España ataviaron al cerca de medio millón de seguidores de 'La Roja' que salieron a la calle para recibir a los campeones. Personas que acudieron con la certeza de ver poco a los jugadores, pero con la misión de ser vistos por ellos, de hacer número y agradecerles así la alegría que en tiempos difíciles les han hecho vivir. Comportamiento ejemplar de todos ellos, salvo de unos pocos, que llegaron a encender alguna bengala.
En esta ocasión, el lugar elegido fue la plaza de Cibeles, que bajo la atenta mirada de una diosa con la bandera española sobre los hombros, recibió a personas de todos los rincones del país para celebrar el título conseguido en Kiev. Los clásicos gritos de «¡Campeones, campeones!» y «¡Sí, sí sí, la copa ya está aquí!» o «¡Yo soy español, español, español!» fueron repetidos por los asistentes mientras la música de Manuel Carrasco, Chenoa o Melendi amenizó la espera. En su contra, un intenso calor que no aflojaron ni los 'manguerazos' de agua lanzados por los bomberos. Incluso las banderas pintadas en las caras mantuvieron poco tiempo su forma. Enseguida se convirtieron en una mezcla anaranjada que daban color a mofletes de todas las edades.
Antes de su llegada a Cibeles, en el autobús descapotable dispuesto para la ocasión la copa pasaba de unas manos a otras. La grande y vacía, porque también tenían presencia otras más pequeñas y llenas, además de cervezas y refrescos. La gente no paraba de saludar a los futbolistas desde las aceras, los puentes y los balcones, mientras que los jugadores devolvían el ademán en pequeños grupos. En la parte de atrás, Arbeloa, que se lanzó del vehículo para charlar con un policía, descorchó una botella de champán y empapó al capitán, Iker Casillas, que no tuvo más remedio que secarse la cara. El portero estuvo muy pendiente de Álvaro, el hijo del seleccionador Vicente del Bosque, que fue uno más en la celebración.
Alrededor de las 21.20 horas de la tarde, los jugadores botaron a su llegada a la plaza de Cibeles, zarandeando el autobús de un lado a otro, al ritmo del 'Seven Nation Army' del grupo 'The White Stripes' (más conocido por el 'lo, lo, lo, lo, lo, lo, lo' de su estribillo). Irrumpieron en el escenario colocado frente a la casa del Ayuntamiento de Madrid para dar rienda suelta a sus emociones. Todos con camisetas con el lema 'Campeones de Europa', se bañaron mutuamente con cerveza mientras bailaban el 'I will survive'. Gafas de sol, sombreros y pelucas eran los complementos de los internacionales, que también llevaban sus respectivas banderas regionales.
Sergio Ramos fue el primero en coger el micro al grito de 'Viva España' y totalmente calado. Incitó a Reina a que hiciera de 'speaker' «con huevos», pero el portero lo postergó para más adelante. Estopa hizo presencia en el escenario para animar a los allí presentes, jugadores incluidos; cansados, eran pocos los que se levantaban. Quizá se echó de menos a Capdevila, pero Casillas e Iniesta se atrevieron a 'chapurrear'. También Bisbal tuvo sus tres minutos de siempre en estas celebraciones, y con él, los jugadores se arrancaron a bailar.
La noche caía sobre Madrid al ritmo del confeti final sobre los jugadores, que seguían saltando. La fuente de la Cibeles estaba iluminada y la panorámica aérea era de leyenda. Como la del equipo culpable de aquella parafernalia, los 'tricampeones' que ahora se marchan de vacaciones con los deberes más que hechos. Pepe Reina abrió el tercer acto de su particular 'show' y volvió a ejercer de 'speaker', como ya lo hiciera en 2008 y 2010. Durante el trayecto en el autobús descapotable, el portero del Liverpool hizo sus pinitos como cámara de televisión. «¡Viva la borrachera!», llegó a gritar Reina mientras hacía comentarios a algunos de sus compañeros respecto a su embriaguez. «¡Vaya chufa que llevas ya!», le dijo a Xabi Alonso. «¡Ponme un ron con Coca-Cola», a Pedrito.
«Es un equipo de leyenda -dijo a voz en grito, ya en serio-. Hemos hecho alguien que no ha hecho nadie». Después empezó con su recital, pero comenzó por Albiol, el número 2, para dejar a Iker Casillas al final. «Sigo aprendiendo de ti, Iker», reconoció Reina. El capitán cogió el micrófono, agradeció el apoyo dado el equipo y reconoció ser un «orgullo» jugar en la selección.
De Javi Martínez dijo que era un «farandulero», mientras que de Fàbregas, que «su empanada progresa adecuadamente». Para él, Xavi «maneja la batuta», Jordi Alba es «moto GP» e Iniesta «es el hombre al que quiere toda España». El de Fuentealbilla cogió el micro y dijo sentirse «orgulloso de un equipo de leyenda», pero sobre todo, «ver la cara de felicidad» de la gente «que lo está pasando mal en estos momentos difíciles». Sergio Ramos, para Reina «mejor central del mundo», también fue protagonista al hacer de segundo 'speaker' y presentar al portero. Punto seguido. El resto de integrantes de la selección se abalanzó entre ambos para saltar en círculo mientras el confeti caía sobre ellos y se ponía el fin a la fiesta.