«Al mentir damos los primeros pasos hacia cosas peores»
El autor de 'El verano de los juguetes muertos' regresa para repetir éxito con 'Los buenos suicidas' Toni Hill Escritor
MADRID. Actualizado: GuardarEste antepasado de un soldado inglés que se quedó a vivir en Barcelona declara que «le ha dado más miedo escribir esta segunda novela que la anterior». Cuando Toni Hill debutó con 'El verano de los juguetes muertos' la incógnita de si sería un éxito o pasaría a engrosar esas pilas de libros de 'quienes lo intentaron pero no lo consiguieron' se desveló rápidamente. Fue una de las sorpresas del verano con más de 25.000 copias vendidas en apenas dos meses y unos derechos adquiridos por 11 países. Casi un año más tarde, por aquello de mantener el conjuro de la fecha afortunada y porque «el policial es un buen género para estas fechas», regresa con 'Los buenos suicidas', donde además de un nuevo caso para el inspector Salgado continúa con un misterio ya anunciado en la anterior, pero que promete «cerrar en la siguiente».
-El límite entre novela negra y policiaca es a veces muy difuso. ¿Cómo definiría 'Los buenos suicidas'?
-Acabo de volver de unas jornadas de novela negra en Buenos Aires y nos hemos pasado la mitad del tiempo intentando ver cuál era una u otra, porque muchas veces los límites se confunden. 'Los buenos suicidas' es en parte policial, porque su protagonista es un inspector, pero tiene también esa parte de crítica social del género negro.
-Sigue jugando con esa ambigüedad que proporciona que los malos no sean tan malos ni los buenos, tan buenos...
-Porque creo que la gente es así. Cuando escribo me gusta pensar: '¿Qué haría yo en estas circunstancias?'. E igual no serían cosas muy distintas, aunque espero que sí. Además, la ambigüedad es el terreno en el que mejor se mueve la novela en general y, por descontado, la negra.
-Vamos, que quien esté libre de cometer un crimen que tire la primera piedra. Pero algún punto de inflexión habrá...
-No suele pasar que las personas normales acaben cometiendo uno, pero cuando sucede creo que ese punto de inflexión, ese límite, viene marcado por la desesperación. Y en ocasiones se dan un conjunto de acciones encadenadas en que las personas, aunque evidentemente podrían tomar otra salida, parecen abocadas a cometer un crimen.
-En esta novela además tiene ese halo de mala suerte, de irremediable.
-Así es. Pero lo peor es cuando se decide no decir la verdad. Creo que cuando comenzamos a mentir en cosas serias estamos dando los primeros pasos hacia cosas peores. Y luego está esa actitud de que da igual lo sucedido porque el bienestar en el que están instalados es más importante. Es ahí donde entra en juego ese punto de crítica social que comentaba.
-El lugar de trabajo tiene su punto para tramas mortales. ¿Demasiadas horas encerrados?
-Pasamos en ellos más de ocho horas diarias, con lo que se generan alianzas, envidias y diría que a veces hasta odios, que normalmente no acaban en un crimen pero quetampoco sería tan extraño. Creo que el mundo del trabajo está muy poco explotado por la literatura.
-Aprovechando que viene del Buenos Aires Negra, ¿qué se cuece por allí?
-Los argentinos son más de novela negra, sin duda alguna, porque aún no conciben al policía como héroe. Pero lo cierto es que, en general en Hispanoamérica, hay autores muy interesantes.
-¿Alguno a quien seguir?
-Muchos, pero recomendaré dos que acabo de leer. El argentino Leo Oyola, autor de 'Kryptonita', y la uruguaya Mercedes Rosende, autora de 'Mujer equivocada'.
-¿Y cuáles son sus más negros referentes literarios?
-La mejor novela policiaca que he leído es 'Mystic River', de Dennis Lehane. Lo cierto es que hay muchos. En España, Juan Madrid marcó toda una época. Y es muy interesante también Alejandro Gallo y esa mezcla que hace de novela negra con memoria histórica. Pero es difícil elegir. Lo único que procuro ahora es justo no leer nada de este género para que mi novela sea original.