La figura de El-Asad aleja un gobierno sirio de transición
Estados Unidos asegura en Ginebra que los días del dictador en el poder «están contados», pero Rusia ratifica su apoyo al régimen de Damasco
Actualizado:Kofi Annan no se da por vencido. Pese al fracaso de su plan de seis puntos, incapaz de frenar la violencia en Siria desde su entrada en vigor el 12 de abril, ahora plantea un gobierno de unidad nacional «con poderes ejecutivos plenos» para liderar una hipotética transición a la paz.
Annan reunió ayer en una misma mesa en Ginebra a los representantes del Grupo de Acción para Siria, formado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Turquía, Catar, Irak y Kuwait por la Liga Árabe y la alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea, que respaldaron el borrador para la creación de un ejecutivo de transición, un apoyo teórico que, sin embargo, resulta casi imposible de plasmar en pasos concretos.
El Grupo de Acción acordó «el establecimiento de un órgano gubernamental de transición, que pueda establecer un entorno neutral en el que se pueda desarrollar una transición» que «incluiría a miembros del Gobierno actual y de la oposición, y de otros grupos, y debería formarse sobre la base del consentimiento mutuo».
Annan pide «pasos irreversibles» con «un plazo de tiempo determinado», pero su nueva iniciativa nace debilitada por el papel que la figura de Bashar el-Asad debería desempeñar en la transición. Según el canal Al-Arabiya, el enviado especial de la Liga Árabe y la ONU para Siria puso sobre la mesa la condición de dejar fuera del nuevo gobierno a «aquellas personas cuya participación pueda minar la credibilidad de la transición y poner en peligro la estabilidad», una alusión indirecta a El-Asad que obtuvo el visto bueno de nueve de los once representantes, entre ellos Estados Unidos cuya secretaria de Estado, Hillary Clinton, declaró que «sus días están contados».
Larga lista de encuentros
China y, sobre todo, Rusia insisten en que «no sirven medidas impuestas desde el extranjero» y mantienen su apoyo al proceso de reformas abierto por el presidente. Lo mismo que la diplomacia iraní, que, aunque finalmente no estuvo presente pese a los deseos de Annan en la cita suiza, repite que «la solución para Siria es meramente diplomática y la imposición de los puntos de vista de otros es irracional».
Ginebra ha sido la última y más importante cumbre de una larga lista de encuentros internacionales en los que «todo el mundo habla de Siria, pero nadie deja hablar a los sirios», lamenta el líder de la oposición Louay Hussein, responsable del Movimiento para la Reconstrucción del Estado Sirio en Damasco.
El plan de seis puntos propuesto por Kofi Annan se basa en la buena voluntad por parte de ambos contendientes para respetar el alto el fuego, pero como se ha comprobado desde el primer día, y los cascos azules de la ONU pudieron corroborar durante sus semanas de trabajo sobre el terreno, el respeto del alto el fuego es una ficción. Al contrario, el anuncio del plan de Annan a mediados de abril dio en la práctica luz verde a una escalada de violencia y a masacres confesionales como las de Hula o Qubair, con decenas de víctimas, que no se habían visto en los anteriores meses de la crisis.