Falsarius Chef: «Tanto para comprar como para saber, me nutro de los pasillos del supermercado»
Actualizado: GuardarLo buscan en los cinco continentes por poder hacer un menú de primera con tan solo una lata de atún, un poco de ingenio y mucha cara. Oculta su identidad «de las mafias culinarias» que lo han puesto en búsqueda y captura por haber afirmado que el nitrógeno líquido no es indispensable en la nevera de cualquier ama de casa y hacer del más simple de los mortales un excelente chef a ojos de su amigos. Tras sus gafas y su nariz postiza, Falsarius Chef desafía a los grandes paladares a probar un menú lejos de glamour hecho a base de latas y de lo que sobreviva en la nevera, pero que sabe bien y, a veces, hasta muy bien. Falsarius Chef se encuentra en pleno proceso de promoción de su último libro, ‘Grandes éxitos de la cocina para impostores’ editado por Plaza&Janés. Su último reto y su última provocación a los «que le persiguen» y que pese a sus esfuerzos por impedirlo ya va por la segunda edición.
–Está en medio de la promoción de su libro, ¿cómo se está comportando el público?
–Sacamos el libro a la venta el 17 de mayo aprovechando la Feria del Libro de Madrid y la verdad es que estoy encantado con la acogida que está teniendo. Desde entonces no he parado de trabajar, rayando incluso el esclavismo. Sacamos el libro hace tres semanas y ya vamos por la segunda edición.
–¿A quién va dirigido?
–Escribo sobre todo para ayudar a la gente que no sabe cocinar, esa que solo abre la nevera para coger un hielo para el cubata aunque también me leen amas de casa que se han cansado de pasar horas y horas en la cocina. Una comida buena sencilla y barata apta para todos los paladares.
–Buena, barata y apta para la crisis, ¿no?
–Se puede comer bien y sano gastando poco dinero y viene muy bien echar mano a estas recetas sobre todo ahora que cuesta más llegar a fin de mes con la crisis.
–¿Quién compra más su libro, los que se acaban de ir de casa o sus madres?
–Un poco de todo, se da una simbiosis. Los hay que quieren sobrevivir a base de latas pero también hay muchas madres que le regalan mis libros junto al de 1.080 recetas de Ortega Simone, lo que resulta una mezcla rara pero equilibrada. Está por un lado la tradición y por el otro la cocina 2.0 que promociono.
–¿Cuál es el ingrediente que no puede faltar?
–El hambre, porque con él todo está bueno y a partir de ahí todo puede salir bien. También es importante tener un buen fondo de armario impostor compuesto por unas latas de atún, un brick de caldo que siempre viene bien para dar sabor, un bote de garbanzos o incluso de patatas que tienen muy mala fama si van en bote pero que si se preparan bien salen buenísimas.
–¿Alguna receta para esas patatas de bote?
–Lavarlas bien es fundamental. A partir de ahí, las enrollas con una tira de bacon y un chorrito de aceite y lo dejas calentar en el horno hasta que se haga. Luego le pones un pincho y es un plato estupendo para que se lo coman los gorrones de tus amigos. Yo las llamo patatas al elemental (querido watson) porque también le puedes echar un poco de queso. Una perfecta impostura con ese toque de horno que hace apetecibles hasta los palillos.
–¿Qué te puede sacar de un apuro si llegan de imprevisto a comer a tu casa?
–Lo mejor que puedes hacer es tener un nivel alto de latas envasadas en el armario. También quedas bien con una bolsita de langostinos congelados, de esos de 6 euros el kilo porque si le pones un langostino a cualquier cosa que hagas, aunque sea congelado, la cara del amigo cambia. Te soluciona el almuerzo y quedas estupendamente.
–Su cocina impostora es de utilizar y reutilizar, como la ropa vieja o las croquetas del puchero que aparecen en algunas recetas gaditanas. ¿Se inspiras en ellas?
–A mí me encanta que se reutilicen las sobras y no se tiren a la basura, sobretodo con la crisis que tenemos, hay que aprovechar todo. En Cádiz hay muy buenos platos y no hablemos de los vinos. Tenemos un oloroso que si se hiciera en otro país ya tendría alguna estrella de premio.
–¿Qué no se puede olvidar en la cocina impostora?
–Esconder las latas. Además de tener amigos gorrones los hay muy cotillas que se dedican a inspeccionar la cocina después de habérselo comido todo. Es necesario esconder bien las latas, si es necesario bajarlas hasta el contenedor.
–¿Y si las descubren?
–En el manual del impostor la primera regla es negar hasta morir, aunque te pillen con las latas en la mano, siempre hay que negarlo todo. Si te cogen les dices que son para alimentar tu gato y si no tienes gato para el del vecino al que te gusta convidar, pero nunca, nunca hay que reconocerlo.
–En su blog se mezclan a veces las recetas como la situación actual, con recetas como la de los huevos a la Urdangarín
–Es inevitable no hacer mención a las cosas que pasan. Yo me nutro de los pasillos de los supermercados, tanto para hacer la compra como para saber qué pasa en la sociedad. Si escucho a dos mujeres hablar de la prima de riesgo mientras esperan el turno de la carnicería es que la cosa está realmente muy mal.
-Tiene una página web, colabora con la radio, va por su séptima publicación, ¿le veremos abriendo un restaurante impostor?
–Tengo experiencia previa como empleado en un restaurante, que por razones de seguridad no te las voy a contar, y se curra mucho. Yo me dediqué a esto de internet porque creía que era mucho más relajado pero me han tomado el pelo. Me he dado cuenta de que soy un vago frustrado, por más que lo intento no lo consigo porque internet es un pozo sin fondo en el que hay que trabajar día a día. De momento prefiero seguir trabajando en mis platos y en mis recetas impostoras.
–¿Qué platos le gustas más? ¿Ere de cuchara o de postres?
–Soy un gran aficionado a la cuchara y a los guisos de todos los tipos, como mis lentejas quinto pinto, perfectas para llevar a un día de campo.