España gana tiempo para rematar el rescate bancario y enderezar las cuentas
El pacto europeo alivia las tensiones en los mercados, pero obliga al Gobierno a acelerar los retos pendientes para ganar confianza
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEn su vigésima cumbre desde que estalló la crisis, la UE alumbró el viernes un acuerdo de dimensión histórica. Los socios, empujados por España e Italia, no solo diseñaron un paquete de medidas urgentes para calmar a los mercados. En una vía paralela, sentaron las bases para la creación de la unión bancaria, hito que disipa cualquier duda sobre la determinación de Europa en la defensa de su moneda. Ayer, sin embargo, nadie en Bruselas se atrevía a dar por terminadas las angustias. Lo que sí parece claro es que tanto Madrid como Roma han logrado aire en mitad de la tormenta. Ahora, se impone actuar rápido, desarrollar los compromisos adoptados y mantener el rumbo de los ajustes y las reforzas para consolidar la credibilidad ante los inversores.
A la espera de la reacción de los mercados, el Gobierno de Rajoy ha ganado un tiempo decisivo para completar las tareas pendientes. La más inmediata es rematar el rescate bancario. Los expertos comunitarios analizan el estado del sector financiero para fijar las condiciones del salvavidas. Todavía falta por saber cuánto dinero pedirá finalmente el Ejecutivo así como los plazos y los intereses de los préstamos. El objetivo del Eurogrupo es que todos estos flecos se pacten en su reunión del próximo día 9, lo que abriría la puerta al inicio del proceso de recapitalizaciones.
El rescate de la banca española estuvo en el primer plano de las negociaciones en la cumbre. En la declaración final, los socios urgieron a que se «cierre» el memorando de entendimiento que recogerá todos los detalles del salvavidas. En una importante concesión a España, el club del euro aceptó como excepción que en los préstamos no se penalice a los inversores privados. De acuerdo a las reglas del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), el fondo de rescate permanente que asumirá el grueso de las recapitalizaciones, sus créditos pasan a tener categoría preferencial y se deben devolver por delante de cualquier otro. Los analistas han insistido en que esta cláusula había multiplicado el nerviosismo de los mercados.
La Comisión Europea siempre recuerda que recuperar la confianza de los inversores es un proceso largo y laborioso. Recientemente, insistía en que medidas como la compra masiva de deuda -una de las cuestiones que se han flexibilizado en la cumbre- son como «paracetamol» contra la crisis. Es decir, alivian los síntomas, pero no curan la enfermedad. A juicio de Bruselas, la gran medicina para mantener la prima de riesgo bajo control son los ajustes y reformas estructurales. Tras las cesiones realizadas por Alemania y los países más partidarios de la disciplina, España no podrá despistarse con la reducción del déficit, especialmente en el ámbito regional.
Meta de gasto
Aunque el rescate bancario ha acaparado toda la atención en el último mes, el Gobierno tiene por delante una negociación con Bruselas sobre el cumplimiento de la meta de gasto. La Comisión le ofreció un año más -hasta 2014- para situar el déficit por debajo del 3%, pero el Ejecutivo todavía no ha respondido. La flexibilización, que se abordará este mes, estaba sujeta a la elaboración de un plan bianual de ajustes y al control estricto de los presupuestos regionales. Los deberes no terminan ahí. En sus recomendaciones, que fueron refrendadas en la cumbre, Bruselas pidió a Rajoy que subiera el IVA mediante la reducción de la lista de productos gravados con tipos bajos y eliminara la deducción por vivienda.
La UE también tiene un buen tajo en el horizonte si quiere acabar con los sobresaltos. Los socios no podrán dormirse con el desarrollo de la unión bancaria, el acuerdo que más ha impresionado a inversores y analistas. Nadie esperaba que el bloque fuera capaz de llegar tan lejos. El pacto establece que el BCE asumirá la supervisión del sistema financiero en la zona euro, una decisión que en el futuro permitirá reaccionar mucho más rápido y de forma global si una crisis financiera vuelve a presentarse. Esta vigilancia centralizada incluye recapitalizaciones directas de la banca, otra alegría para el Gobierno.
El Ejecutivo de Rajoy peleó hasta el final por las inyecciones sin pasar por los estados por su dañino impacto en las cuentas públicas. Con los mercados al acecho, las recapitalizaciones disparan la deuda y alimentan la incertidumbre. El nuevo sistema europeo eliminará estas dudas, pero hace falta tiempo para ponerlo en marcha. La UE quiere que sea realidad a principios de 2013, una fecha ambiciosa que obligará a trabajar a la carrera. Las mayores dificultades surgen en los poderes concretos que asumirá el BCE para supervisar el sector. Francia quiere que fiscalice todo el sistema, mientras que Alemania, que tiene una potente red de bancos regionales, aboga por limitar el control a las entidades sistémicas.