Se le pasó el arroz
A esta altura del calendario, la Junta sigue sin activar el plan turístico para un Bicentenario que está ya en su ecuador
Actualizado: GuardarPensarán algunos que el gaditano es rematadamente tonto, que se traga los mensajes políticos sin digerirlos antes, que no ha visto nunca un calendario ni sabe lo que son los plazos. De vacile -que dirían los modernos- se podría definir el fiasco del Plan Estratégico de Desarrollo, Promoción y Comercialización Turística-Constitución de 1812. La Junta lo vendió en su día como un ambicioso paquete de medidas que serviría para impulsar la economía local, que falta le hace. Pero el Bicentenario está a punto de alcanzar la madurez y enfilar sus últimos meses de vida y el citado plan sigue siendo un proyecto, una idea por materializarse. Su nombre largo y pomposo contrasta con su eficacia hasta la fecha demostrada. Ya tenemos otro ejemplo más de anuncios que la Administración regional hace para Cádiz, que solo se recuerdan en las hemerotecas de los periódicos. Deberán pensar esos mismos que infravaloran la inteligencia del gaditano, que si llevan años vendiendo una Ciudad de la Justicia que no tiene puesto ni un ladrillo, también puede 'colar' con el citado plan turístico para el Bicentenario.
Llegado ya el verano y sin fechas de aplicación ni acciones confirmadas, más le valdría al viceconsejero de Turismo y Comercio, Antonio Roldán, ser franco con sus vecinos gaditanos y como buen conileño contarles de una vez por todas la verdad. Y no salirse por la tangente como hizo ayer, apelando a «obstáculos» que impiden el impulso definitivo del plan o a que «se hará lo que se pueda». A ese proyecto se le está pasando el arroz y cuando deberíamos estar hablando ya de primeros balances, previsiones de resultados y medidas exitosas que debieran mantenerse en el futuro, seguimos escuchando dudas acerca de su puesta en marcha.
El ciudadano está harto de escuchar los cantos de sirena de los que gobiernan las administraciones, vendiéndoles promesas que se transforman pronto en humo. Y la crisis, atroz para el españolito de a pie y sus intereses más próximos, no puede servir de excusa permanente para todo. El Bicentenario se celebra este año y no en 2014 y la depresión económica no es de ahora, ya viene de largo. Aunque la negaran tanto en su explosión inicial.