Hong Kong conmemora el regreso a China entre abucheos y aplausos
Quince años después de que Reino Unido cediese su colonia, el modelo 'un país, dos sistemas' se pone en entredicho
SHANGHÁI. Actualizado: Guardar«Gracias a China hemos conseguido sortear dos crisis: la que sumió a Asia en el caos en 1997, y la que comenzó en 2008 con la caída del sistema financiero estadounidense». Fei Lung no tiene dudas. David Chang tampoco, pero su opinión va en la dirección opuesta. «La democracia cada vez está más lejos y sufrimos una invasión que amenaza nuestro bienestar». Esas posturas reflejan el yin y el yang que caracteriza a Hong Kong, la región administrativa especial que dio pie al modelo 'un país, dos sistemas'.
Hoy hace quince años que el Ejército británico arrió la Union Jack al son del 'God save the Queen' en su colonia más rentable. De la colección de pedruscos que arrebató a China en 1841 el imperio supo hacer uno de los centros financieros y comerciales más pujantes del mundo. Quizá por eso, y aunque en la ceremonia de despedida aseguró que era «un día para el regocijo y no para la pena», Chris Patten, el gobernador que devolvió los territorios a Pekín, no pudo contener las lágrimas cuando la enseña fue doblada y su séquito abandonó el puerto a bordo del 'HMY Britannia'.
No fue el único incapaz de contener las emociones. Muchos en Hong Kong temieron lo peor. La entrada de las tropas del Ejército Popular de Liberación evocó incluso imágenes de la masacre de Tiananmen. Algunos analistas lo interpretaron como el fin del milagro de la colonia, y afirmaron que era solo cuestión de tiempo que Pekín aplicase la hoz y el martillo para menesteres políticos. No obstante, los cambios sufridos están muy lejos del apocalipsis.
De hecho, ayer Hu Jintao alabó el sistema por el cual se ha permitido a la ciudad mantener un status diferente: capitalismo, libertades individuales, sistema judicial independiente, política migratoria diferenciada y hasta una divisa propia. «Tenemos que mirar al futuro unidos», dijo el presidente chino. Según el acuerdo alcanzado entre Pekín y Londres, Hong Kong disfrutará de su singularidad hasta 2047. En ese momento debería integrarse por completo en la República Popular. «Pero para ese momento es posible que sea China la que se parezca más a Hong Kong», vaticina esperanzado Fei Lung, estudiante de Ciencias Políticas.
Masiva manifestación
Quienes ven la integración con buenos ojos apuntan a razones económicas. «Solos nos habríamos hundido, pero ahora contamos con un gigante que nos ayuda». De hecho, en estos quince años Hong Kong se ha consolidado como centro financiero. Además, el consumo interno se ha visto potenciado por la tromba de turistas chinos, que el año pasado sumaron 28 millones y supusieron el 70% del total de visitas.
David Chang, abogado, señala otra tromba muy distinta que ha levantado gran polvareda. «El Gobierno ha tenido que prohibir que madres de la China continental vengan a dar a luz aquí, porque suponían una presión insostenible para nuestros ya maltrechos medios sanitarios». Todos los nacidos en la excolonia tienen garantizada la residencia permanente, y ésa es una ventaja muy apetecible para quienes quieren beneficiarse de un sistema educativo y social muy superior al del resto del país. La llegada también de inversores de Pekín ha provocado un encarecimiento de la vivienda que sufre la población autóctona.
Pero, ahora, lo que más preocupa es la erosión que viven los derechos individuales concedidos por los británicos. Por ese motivo, hoy Chang será uno de los 100.000 manifestantes que, a pesar de las ingentes medidas de seguridad, se prevé que participen en la marcha anual por la democracia. «El jefe del Ejecutivo es una marioneta de Pekín. Queremos una democracia real y tenemos que conseguirla rápidamente. Porque cada vez hay más escándalos que antes solo veíamos en China. Y peligran otras libertades».