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Isabel Pantoja defiende su honor desde el banquillo
Comienza el juicio contra la tonadillera, que se enfrenta a tres años y medio de cárcel por un supuesto delito de blanqueo
MÁLAGA. Actualizado: GuardarCon más prensa y Policía que curiosos, comenzó ayer en Málaga el juicio por blanqueo contra la cantante Isabel Pantoja, su expareja Julián Muñoz y la exmujer de este, Maite Zaldivar, además de otros siete imputados. La defensa de la artista, que se enfrenta a una pena de tres años y medio de cárcel, pidió la nulidad del caso por vulneración de sus derechos al haberse visto sometida a una investigación prospectiva e «inquisitorial», sin siquiera meras sospechas de partida, y en la que además sufrió una injustificada exposición mediática con la publicación de su ficha policial.
Las previsiones hablaban de que los seguidores de la tonadillera cambiarían esta vez los conciertos por la puerta de los juzgados, pero finalmente fueron cerca de una treintena los que se desplazaron para arroparla y darle ánimos.
Los abogados habían recomendado acudir temprano para tratar de evitar el circo mediático. Julián Muñoz, que se enfrenta a una pena de siete años y medio de cárcel y una multa de 7,5 millones de euros por blanqueo y cohecho, fue el más madrugador. Una hora antes del juicio, y entre gritos de «guapa» y «bonita» llegó la cantante, vestida de beige con un fular blanco y unas inmensas gafas de sol. Lo hizo acompañada por su hermano Agustín y sus amigas Raquel Bollo y Chelo García Cortés.
En el pasillo de acceso a la sala se cruzó con su expareja, a quien saludó educadamente con dos besos en la mejilla y luego, cada uno por su lado. Maite Zaldívar, para quien también se piden tres años y medio de cárcel, llegó en el último minuto. En el banquillo los acusados se sentaron en asientos intercalados con el fin de evitar cualquier foto morbosa.
El letrado de Isabel Pantoja, en una intensa y documentada exposición, reclamó la nulidad al entender vulnerados derechos fundamentales. Recordó que la investigación sobre la cantante se hizo de forma prospectiva e «inquisitorial», extendiéndola a todo su entorno familiar y laboral a ver si se encontraba algún elemento irregular aunque sin tener siquiera «meras sospechas» para su inicio. También denunció que la detención -el 2 de mayo de 2007- fuera «acordada» previamente y que en vez de citar a la artista para tomarle declaración se la mantuvo en un calabozo toda una noche para que «llegara deshecha» y no supiera ni dónde estaba.