La Unión apuesta por crecer con un plan de 120.000 millones

Casi nadie le prestó excesiva atención, pero la UE confirmó ayer su progresivo viraje hacia el crecimiento. Los Veintisiete respaldaron un conjunto de iniciativas que permitirán inyectar 120.000 millones en la economía comunitaria en los próximos meses. La sensación general es que este dinero no se convertirá en la locomotora que muchos esperan, aunque es un comienzo. Hasta hace unos meses, los socios solo hablaban de austeridad y reformas, un mantra que sigue grabado a fuego en el ADN de las instituciones europeas. La paternidad del plan puede atribuírsele en buena medida a François Hollande, que desde su llegada al Elíseo el mes pasado ha batallado para que el bloque estimule la actividad.

La partida de 120.000 millones está compuesta por una batería de medidas que la UE ya tenía en mente, aunque no se decidía a aprobar. Finalmente, los socios respaldaron un incremento de 10.000 millones en el capital del Banco Europeo de Inversiones, lo que permitirá elevar sensiblemente su capacidad para impulsar la construcción de infraestructuras. Hasta la nueva escalada de presión en los mercados, la UE también había concebido esta cumbre como el gran momento histórico destinado a pactar un nuevo futuro para el euro. Existen distintas propuestas sobre la mesa, pero en la primera jornada del encuentro se lograron escasos avances. Los socios escucharon el programa elaborado por los presidentes del Consejo Europeo, la Comisión, el BCE y el Eurogrupo. Este cuarteto apuesta por meter la directa con la unión bancaria, estrechar el control presupuestario con un superministerio de Finanzas y empezar a pensar en los eurobonos a través de un largo proceso de convergencia.