El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. :: OLIVIER HOSLET / EFE
Economia

¿Qué se juega España?

En plena recesión y falto de oxígeno financiero, el Gobierno pretende aliviar la factura de la deuda y cortar la especulación

MADRID. Actualizado: Guardar
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España espera del Consejo Europeo que adopte con la máxima urgencia acciones que detengan la escalada de la rentabilidad que los inversores exigen a la deuda. Hasta ahora, las compras de bonos por el Banco Central Europeo en el mercado secundario, o las grandes subastas de liquidez a la banca han sido parches temporales. El Gobierno confía, además, en obtener las mejores condiciones para el rescate bancario, de manera que el crédito que lo soporta no tenga carácter preferente, y no ahuyente a los inversores de los títulos públicos. También alimenta la esperanza de que en algún momento pueda inyectarse el capital europeo directamente a las entidades sin contaminar a la deuda pública.

¿Bastará con un enunciado de buenos propósitos? Se necesitan medidas inmediatas, y un calendario preciso que permita a los países más vulnerables llegar 'vivos' a la nueva estructura de la comunidad europea, la que pondrá a salvo a los sistemas financieros nacionales gracias a los mecanismos de control y de soporte (supervisor común, fondo de garantía, mecanismos de rescate) de la futura unión bancaria. Y España espera además un compromiso firme de reequilibrio entre las exigencias de disciplina presupuestaria y los incentivos al crecimiento. Los 130.000 millones de euros anunciados en Roma serían poco más de un aperitivo, porque ni son fondos nuevos ni la cantidad que le puede corresponder en el reparto (unos 9.000 millones de euros) da para gran cosa.

¿En qué situación llega España a la cumbre? En plena recesión y falta de oxígeno, porque la financiación le resulta cada día más cara. El PIB de España cayó el 0,3% en el primer trimestre respecto a finales de 2011, la actividad se ha deteriorado aún más entre abril y junio y las instituciones públicas y privadas han corregido a la baja sus previsiones para este año y el próximo.

¿Por qué se han encendido las alarmas en las últimas semanas? El coste de la financiación se ha disparado hasta niveles insoportables. Ni el Tesoro ni el sector privado se pueden permitir captar recursos con un diferencial de cinco puntos y medio respecto al bono alemán de referencia en el ámbito de una moneda compartida.

¿Está limitado el problema a los entes públicos? Los tipos de interés bajos que acompañaron a la moneda única alentaron la inversión y el endeudamiento de familias y empresas. Ahora hay que devolver lo que se tomó prestado, con los mercados mayoristas del dinero cerrados, y se propaga el recorte de la calificación de solvencia que las agencias han aplicado a España. El sector eléctrico, por ejemplo, recuerda que tiene una deuda de 73.000 millones.

¿Qué argumentos han utilizado las calificadoras para recortar la nota al Reino de España? En pocos meses, la calificación de solvencia ha pasado del sobresaliente al aprobado raspado, a escasa distancia del 'bono basura'. Las firmas justifican este descalabro en la debilidad del escenario económico y en el descubrimiento de una crisis bancaria hasta hace poco no reconocida.

¿A qué se ha debido la vuelta a la recesión tras los indicios de recuperación de 2010? Los ajustes presupuestarios que empezó a aplicar España en la primavera de aquel año se sumaron al hundimiento de la construcción. La escalada del paro, el recorte salarial de los funcionarios y la congelación de las pensiones desplomaron la demanda de consumo doméstico. Desaparecieron los estímulos a la inversión y la confianza de hogares y empresas se vino abajo.

¿Qué factores agravaron la situación a finales de 2011? Lo que empezó siendo un problema de relativamente pequeña dimensión, las dificultades de Grecia para atender sus compromisos de pago sembraron la desconfianza en otros estados de la zona, aunque por motivos distintos. Se sucedieron los rescates (Irlanda, Portugal) y los especuladores descubrieron un filón.

¿Por qué España, con deuda pública inferior a la media, provoca ahora tan fuertes recelos? La escalada de la deuda ha sido muy rápida, pero la principal causa de inquietud reside en el incumplimiento de los compromisos de déficit. De partida, habría que llegar a un 3% del PIB en 2013, y al cierre del pasado año se alcanzó el 8,9%. El calendario obliga a fortísimos ajustes. Pero si el Gobierno de Rajoy presenta en Bruselas, antes del 31 de julio, un presupuesto bianual convincente para el bienio 2013-2014, podría disfrutar de prórroga hasta 2014.

¿Qué otras iniciativas se están tomando para cumplir el déficit? Al recorte de gastos del Estado y el aumento de impuestos se han sumado ajustes en servicios básicos (sanidad, educación) gestionados por las autonomías. El Gobierno quiere disciplinar a los territorios. Y la Comisión Europea ha aportado otras sugerencias (subir el IVA, recortar salarios del empleo público).

¿Por qué los sacrificios ya realizados no han detenido la ofensiva contra la deuda? A los problemas de financiación pública se ha añadido el endeudamiento privado. En los balances de muchas entidades de crédito españolas se acumularon ingentes cantidades de préstamos al 'ladrillo'. Con el coste de la financiación por las nubes y la nula disponibilidad de recursos públicos, el Gobierno ha tenido que solicitar un rescate en forma de préstamo de hasta 100.000 millones.