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Para barato, morirse

El Gobierno puede ir a más, incluso reducir el transporte público predicando la saludable costumbre de andar

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La ministra de Sanidad ha sugerido sustituir medicinas por remedios naturales, lo que ella llama «alguna cosa natural». Esto promete. En lugar de la lista habitual de medicamentos costosos que conllevan ingentes gastos de investigación en los laboratorios, hay buenas opciones conocidas desde siempre: para la gastritis, una copita de agua de perejil durante diez semanas; para la afonía, apio hervido en leche; para las verrugas, cáscaras frescas de plátano; vapores de romero para la ciática... Tal vez no curen lo mismo, pero baratos sin duda son baratos. Se puede ahorrar en tranxilium o ansiolíticos con tila; en ibuprofeno con cataplasmas de rábanos y miel; en termalgín y antitérmicos con sangrías; en antitusivos con cebolla en la mesita de noche; y en viagra con caldo de pescaíto de desembocadura al brandy. Y el Plan de Sanidad puede ir a más, tal vez reducir el transporte público predicando la saludable costumbre de andar; acostarse al atardecer y amanecer con el gallo cortando la electricidad; y eliminar la televisión por el bien de todos manteniendo a pantalla fija 'Su Gobierno vela por usted'.

Y la ventaja de este plan es que coincide con noticias como el mantenimiento de casi la totalidad de las ciento y muchas embajadas de las autonomías. De no ser por titulares así habría motivos para preocuparse. En definitiva, oyendo a Ana Mato se podría pensar que el país está en una situación muy crítica, pero en cuanto se repasan las estadísticas de embajadas o coches oficiales se ve que dinero sí hay, aunque naturalmente distribuido por prioridades. Hay que reducir quirófanos para poder mantener las embajadas; hay que reducir profesores para salvaguardar a los asesores; y hay que recortar en medicamentos para conservar las visas y los ipads y por supuesto las subvenciones de los partidos. Lo primero es lo primero.

Antes de que la ministra constate que la opción más barata es morirse y además 'totalmente natural', hay que confiar en el Plan 'Alguna Cosa Natural' de Sanidad. Y quizá debería empezar por el Gobierno para dar ejemplo: a Rajoy ofrecerle infusiones de té con arándanos y gingko biloba para la memoria, porque olvida no ya sus promesas de los últimos años sino las de una semana atrás; tisanas a Soraya, que sigue fuera de sí; a Wert pequeñas dosis nocturnas de frutos secos para activar el cerebro espeso desde que llegó al Ministerio; a Gallardón, hinojo y hierbabuena para el estreñimiento de ideas; a Montoro, hojas de canela contra el nerviosismo... En cuanto la población compruebe en ellos el efecto terapéutico de los remedios naturales sabrá que constituyen una gran oportunidad. Claro que a la clase política en España si algo nunca le ha preocupado es dar ejemplo.