España despierta de sus sueños
La selección se queda sin medallas en los 5.000, pero Beitia, Montaner y Vivas se meten en la final.
VALENCIAActualizado:A las cinco de la madrugada sonó el despertador en la habitación de Concha Montaner en el hotel Radisson de Helsinki. El atletismo español abandonaba bruscamente el terreno de lo onírico y se metía de frente en el terrenal. El Europeo exprés tiene estas cosas, una calificación de longitud a las ocho de la mañana, punto de partida de una cascada de pruebas. Una batería de carreras y concursos comprimidas en una jornada matinal eterna. Pero fue una mañana productiva, con 10 de los 15 españoles superando la primera criba y, en algunos casos, alcanzando ya las finales, como Borja Vivas en peso, Ruth Beitia en altura y Concha Montaner en longitud.
El sueño de Jesús España, ya en la húmeda tarde de Helsinki, con los ojos finlandeses en la calificación de la jabalina, orgullo nacional, solo duró unas vueltas. Se sabía que Mo Farah era intocable en la final de 5.000 y que el español salía de una lesión, una engorrosa bursitis en el talón, pero qué fácil es dar rienda suelta a los sueños («Ahora mismo solo firmo una medalla», dijo la víspera). La realidad no tardó en ponerlo en su sitio (vigésimo finalmente), como después hizo con los otros dos españoles, Lolo Penas (décimo) y Javier Alves (duodécimo).
España, prototipo de atleta humilde, quiso probar. Y cuando vio que no podía estar con los mejores, quiso resistir. Y se flageló hasta el final. Él, oro y plata en esta prueba en las dos ediciones anteriores, rebajado al sótano de esta final. Muy lejos de la exhibición de Farah, el británico de origen somalí, el primero de la historia en defender el título continental en los 5.000, el primero en colgarse tres medallas.
Su superioridad fue indiscutible. Hace dos años, en Barcelona, corrió el último mil en 2.26. En Helsinki lo hizo en 2.25. Los últimos 800 también fueron más lentos (1.54 en 2010 y 1.55 en 2012). Pero en la última vuelta, el momento de la verdad, arrasó al recorrer los 400 metros en 53.69, dos segundos más veloz que en Montjuïc (55.70). El británico logró el triunfo más rápido desde que Antibo ganara en 1990.
Campeón de Europa y del mundo, ahora se centra en coronarse en su país. Farah aspira al título olímpico en 5.000 y 10.000 en Londres, donde Kenenisa Bekele ya le ha dicho que no lo tendrá fácil. Después vendrán nuevos retos. El maratón. La distancia mítica en la que David Bedford, exfondista y director del Maratón de Londres, le augura una brillante carrera. «Tiene un estilo muy económico y no ha abusado de la acumulación de kilómetros», asegura. Farah tiene 29 años y mucho tartán y asfalto por delante.
El estadio olímpico, rebosante de historia, escondía más alegrías que desgracias, aunque también las hubo, como el viento cambiante que condenó a Patricia Sarrapio en triple salto (13,90 con viento contrario cuando hubo saltos de hasta +3), o la lesión que impidió que Ángel David Rodríguez, todavía en el ámbito de lo onírico, iniciara su intento de meterse en una final de los 100 metros. Pero también hubo golpes de suerte, con la triple descalificación en la serie de 400 de Mark Ujakpor que permitió al madrileño pasar a las semifinales, como Roberto Briones.
Beitia, rival a batir
La prueba que dejó mejor sabor de boca fue la de 800, con pleno español, que en esta distancia es lo mismo que decir sevillano. Luis Alberto Marco, Antonio Reina y Kevin López salvaron las siempre espinosas series de 800 con solvencia, cada uno a su estilo, del comedido y calculador Marco al siempre espectacular López, pasando por el siempre desconfiado Reina. También habrá tres finalistas españoles en los 3.000 m obstáculos después de que Víctor García y Abdelaziz Merzougui se clasificaran por puestos, y Penti por tiempos.
Concha Montaner y Ruth Beitia accedieron a sus finales. Como el malagueño Borja Vivas, después de un buen lanzamiento de 19,67. La valenciana, que llevaba dos semanas entrenándose a las nueve de la mañana para no volver a resbalar en las calificaciones que tan mal se le dan, superó esta criba por los pelos (6,39, la última marca que entró en la final). Llegó, incluso, a darse un susto al ver en el videomarcador que estaba fuera. Solo un susto. Montaner podía volver a sus sueños. Como los de Beitia, más ambiciosos, como corresponde a la autora de la mejor marca de las aspirantes a las medallas en salto de altura.
La santanderina no necesitó llegar a los 1,92, donde estaba el corte. En 1,90 ya solo quedaban doce, las plazas de la final que se celebra este jueves (16.50 horas), cuando la cántabra, dueña de seis medallas bajo techo, entre Europeos y Mundiales, intentará subir a un podio al aire libre por primera vez en su vida. Tres rivales, además de ella, han saltado alguna vez por encima de los dos metros: la búlgara Veneva (2,04), la rusa Gordeyeva (2,02, como Ruth) y la sueca Green (2,01). Ninguna de ellas ha pasado de 1,95 esta temporada. La española, con 1,97, es la rival a batir.