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Sara Carbonero y El Cádiz

WAYNE JAMISON
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Estoy seguro de que Sara Carbonero no pretende robarle protagonismo a la Roja en esta Eurocopa de fútbol. No le hace falta. Hace ya tiempo que es conocida en España. Pero lo está haciendo. Casi se habla más de ella que de los de Del Bosque. O que de Pirlo y su penalti a lo Panenka que casi provoca un ataque de corazón masivo en Italia. Los debates sobre si España debe jugar con un nueve de referencia en ataque o de si Arbeloa merece estar en el once titular se han quedado en nada al lado de la movida con Carbonero en las redes sociales, sobre todo en Twitter.

La toledana, que cubre los partidos de la selección española para Mediaset, se ha convertido en objetivo de ataques y mofas por parte de muchos cada vez que Iniesta y compañía juegan. La semana pasada llegó a ser 'trending topic'. Y con 'hashtag' propio (#GraciasSara). Algunos comentarios han sido duros, realmente duros, ridiculizándola en algunos casos hasta el extremo. Se ceban, al parecer por las respuestas cortas que da a su compañero Manu Carreño durante las retransmisiones de los partidos. Ella había aguantado durante varios días estoicamente el chaparrón sin responder. Finalmente lo ha hecho. El canal elegido, su columna en un diario deportivo. "En la Edad Media y principios de la Moderna se torturó y mató a muchos inocentes. Y no solo en España, en muchísimos países de Europa y América. Aunque no existía Twitter, la práctica de acusar desde el anonimato e intentar que quemasen a alguien estaba muy extendida, menos mal que esta época ya ha pasado", escribía este pasado domingo.

Podría hablarse de 'linchamiento'. La gente se pasa tres pueblos con Sara Carbonero. Muchos comentarios son de un sexismo repugnante, tal como ha apuntado el también periodista Ramón Trecet. O "de un machismo cavernícola", como bien afirmaba su compañera Carme Chaparro. Es como si se estuviese esperando la más mínima ocasión para ridiculizarla. Uno se pregunta si su belleza y que sea novia de Iker Casillas tendrán algo que ver.

Pero, pese a todo, Carbonero ha cometido un gran error al entrar al trapo. Como buena profesional que considero que es, debería saber que en este trabajo se está expuesto a este tipo de cosas, incluso a las que no se limitan a simples críticas. Incluso aunque sean injustas. Hubiese hecho mucho mejor manteniendo silencio al respecto. O, en todo caso, restando importancia a lo sucedido. Y se ha equivocado, sobre todo, al compararlo con las torturas en la Edad Media. A partir de ahora se cebarán más todavía con ella. Al tiempo.

Incluso en nuestra provincia, Carbonero ha robado protagonismo en Internet y las redes sociales al fiasco del Cádiz, máximo exponente de la crueldad que en ocasiones existe en el deporte. Perder el ascenso a Segunda en los penaltis después de igualar un 3-1 en contra ha sido cruel y, también, consecuencia de muchas cosas que se han hecho mal. Y no solo el entrenador, Jose, a quien, por lo visto, la afición ve como principal culpable. No es el único culpable. También lo son quienes han convertido el Cádiz en una especie de filial encubierto del Granada, club que a su vez lo es del Udinese italiano.