
Mursi busca un Gobierno de unidad nacional
El nuevo presidente ha podido ofrecer ministerios a dos antiguos candidatos y a Mohamed El-Baradei
EL CAIRO. Actualizado: GuardarMohamed Mursi se sentó ayer en el despacho que Hosni Mubarak ocupó durante 30 años y se puso a trabajar. Su primera misión será formar un nuevo Gobierno, que ha prometido será de unidad nacional y de reconciliación, una prioridad en medio de la profunda división que vive la sociedad egipcia. La nueva administración civil tendrá que hacer, además, un trabajo de equilibrio con la junta militar, el gran rival durante décadas de los Hermanos Musulmanes, y que aún ostenta gran parte de los poderes de Egipto.
Quizás no sea habitual que la primera visita de un presidente electo sea al ministerio de Defensa de su propio país. Pero Mursi no se engaña sobre quién manda ahora mismo en el país, y se reunió con el mariscal Mohamed Hussein Tantaui en la sede del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para empezar a organizar -y, muy probablemente, a negociar- el traspaso de poder. El nuevo mandatario también se reunió con Kamal Ganzuri, el primer ministro del Gobierno interino impuesto por los militares.
La formación de un nuevo Ejecutivo, función que en Egipto recae sobre el presidente, no será fácil. La victoria de Mursi ha sido estrecha, y muchos de sus votantes en esta segunda vuelta optaron por él en oposición a su rival, el ex primer ministro Ahmed Shafiq. Su victoria no es un triunfo puramente islamista, y el nuevo presidente deberá tender la mano a todas las fuerzas políticas si quiere mantenerse a flote.
En las últimas semanas, Mursi había intentado apelar a un sector amplio de la sociedad, pero el golpe de efecto lo consiguió el pasado viernes cuando apareció en público arropado por escritores como Alaa al-Aswani o figuras de la revolución como el directivo de Google Wael Ghonim y el portavoz del movimiento 6 de Abril, Ahmed Maher. Este fue también el tono y el objetivo de su primer discurso como líder del país, en el que aseveró que sería «presidente de todos los egipcios» y aseguró con humildad ser «el sirviente del pueblo y el empleado de los ciudadanos».
En distintas informaciones, la prensa local ha asegurado que los excandidatos presidenciales, el naserista Hamdin Sabahi y el islamista moderado Abdelmoneim Abul Futuh -que quedaron tercero y cuarto respectivamente en la primera vuelta- podrían formar parte del nuevo Gobierno.
Fuentes cercanas a estas negociaciones aseguran que Mursi también se ha dirigido al premio Nobel de la Paz, Mohamed el-Baradei, que aún no ha respondido públicamente. El que fuera secretario general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, sin embargo, podría estar ejerciendo de mediador entre la junta militar y los poderes civiles, ya que se reunió con Tantaui en la víspera del anuncio de los resultados electorales.
Uno de los primeros problemas a los que tendrá que enfrentarse el nuevo presidente es la maltrecha economía egipcia, aunque los mercados dieron la bienvenida a Mursi con una subida del 6%. Entre las muchas felicitaciones que recibió el islamista destaca la del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien le aseguró que Washington «estará al lado del pueblo egipcio para que se cumplan las promesas de la revolución».
Paseo por el palacio
El Gobierno de Ganzuri mantuvo ayer su última reunión y, según publicaba el diario 'Al-Masri al-Yum', presentó su dimisión ante la junta militar, aunque todavía no ha habido ninguna confirmación oficial. Según adelantaba la prensa local, es muy probable que Tantaui haya pedido al Gabinete que se mantenga en el cargo hasta la toma de posesión de Mursi.
El islamista pisó por primera vez con su esposa el palacio de Heliópolis, que será su nueva residencia. Según dijeron fuentes de seguridad a Reuters, Mursi dio un paseo por la residencia acompañado por la guardia presidencial, uno de los muchos momentos fuertemente simbólicos que aún aguardan a esta nueva era egipcia. Mursi pasó seis meses en la cárcel durante el mandato de Mubarak. Siete años después, es el islamista el que se sienta en la silla del 'rais' mientras que el dictador ha sido condenado a cadena perpetua.