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El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, charla con el ministro de Economía, Luis de Guindos. :: GEORGES GOBET / AFP
Economia

Cinco días para evitar el colapso

M. J. ALEGRE
MADRID.Actualizado:

La semana arranca en los mercados españoles con muchas incógnitas, pero en condiciones algo mejores que la precedente, cuando la prima de riesgo rozó el cielo de los 590 puntos, la rentabilidad del bono superó holgadamente el punto crítico del 7% y estuvo a poco de resultar inevitable el rescate global de la economía española. Los principios de acuerdo alcanzados en la cita del G-20 y el encuentro en Roma de los líderes de los cuatro grandes de la zona euro han aliviado ligeramente la presión. Veremos si por mucho tiempo.

Cierto que el principal indicador de la Bolsa española cerró el pasado viernes con una ganancia acumulada del 13% a lo largo de tres semanas consecutivas en verde, y que las victorias de la selección de fútbol que disputa la Eurocopa pueden insuflar nuevos ánimos. Un estudio de los académicos Alex Edmans, Diego García y Oyvind Norli asegura que, como media, si una derrota se traduce en una pérdida del 0,5% del valor bursátil en la sesión siguiente, también puede inferirse el efecto contrario. Anécdotas aparte, aún queda mucho camino por recorrer, porque el Ibex-35 sigue mostrando el peor comportamiento a escala mundial, con un retroceso del 19,7% en lo que va de año. Los inversores adictos a las posiciones cortas, que apuestan a la baja y se habían retirado en las últimas jornadas -de ahí las ganancias semanales del 10% en los bancos medianos, que son sus tradicionales objetivos-, pueden desencadenar otra ofensiva en cualquier momento. En cuanto a la deuda, la próxima cita del Tesoro es una subasta de letras a 3 y 6 meses -el producto menos conflictivo por el corto plazo de amortización-, que está prevista para el 26 de junio.

¿Hay razones para el optimismo? Por tóxica que resulte, parece indesligable ya la trayectoria de la deuda soberana de la situación de los bancos. Y hoy presenta oficialmente el ministro de Economía Luis de Guindos la petición de apoyo europeo para recapitalizar al sistema financiero español. «Es una mera formalidad», dijo el responsable económico, que incluso anticipó «cierta desilusión» a quienes están esperando esta entrega para conocer detalles del proceso.

Ya se ha publicado la estimación de las necesidades -un máximo de 62.000 millones, según las evaluadoras- pero no las condiciones, ni tampoco el formato. Se ha mencionado un tipo de interés del 3% al 4% y un plazo de 15 años con 5 o 10 de carencia. No se sabe a ciencia cierta si el dinero lo aportará el fondo de rescate temporal (FEEF) -lo que parece más probable- o el permanente (MEDE) y, si fuera el segundo, la preferencia en el cobro retraerá a los futuros compradores de deuda.

El Gobierno de Mariano Rajoy -con el destacado apoyo del FMI- todavía confía en que los recursos los reciban directamente los bancos, para no cargar con el peso de más deuda, ni engrosar el déficit con los intereses. Por el momento, la dirigente alemana Angela Merkel lo rechaza con un argumento contundente: solo el supervisor nacional puede ejercer el total control sobre las entidades locales de crédito. No es una objeción irrebatible. España sabe que el Estado tendrá que ser el garante último, pero desea explorar otros caminos intermedios.

La canciller se ha mostrado abierta a otra propuesta que no requiere cambios en los Tratados: la sugerencia del italiano Mario Monti de que los fondos de rescate europeos compren deuda de España y del país transalpino en los mercados secundarios. Los expertos se han apresurado a sacar a la luz los fallos de esta iniciativa, a la que Amadeu Altafaj, portavoz del comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, calificó de 'paracetamol' financiero. El FEEF tiene 248.000 millones, y el MEDE otros 500.000 millones, pero este último se dota con aportaciones progresivas de los estados y cerrará el año con solo un 40% de esa cantidad disponible. No son como el Banco Central Europeo, que cuenta con licencia para emitir y con recursos ilimitados, de manera que los especuladores conocen estos límites y pueden tratar de abatirlos.

De todo ello hablará el ministro de Economía en su prometida comparecencia ante la Comisión correspondiente del Congreso, convocada para primera hora del martes 26 de junio. No podrá concretar demasiado, porque será el Eurogrupo previsto para el 9 de julio el que tendrá la última palabra en estas cuestiones. Tiene que abordar, además, si procede conceder a España la prórroga de un año (hasta 2014) para llevar el déficit al 3% del PIB.

Ya en la recta final de la semana, el Consejo Europeo de los días 28 y 29 de junio debería plasmar las expectativas de entendimiento nacidas en el encuentro de Roma, como la apuesta por el crecimiento. Pero a España le urge especialmente que se avance a buen ritmo en la unión bancaria. Si los pasos se dieran rápidamente, el rescate financiero podría engancharse a este procedimiento. Se piensa en que los mecanismos puedan financiar directamente a la banca -vía aportación de bonos, que las entidades llevarían a descontar al BCE- pero también en el bautizado como 'fondo de resolución de crisis'.