El pulso entre islamistas y militares mantiene a Egipto en vilo
La cofradía cree que se está retrasando el anuncio de los resultados hasta que acepten la disolución del Parlamento
EL CAIRO. Actualizado: GuardarParecía imposible que la tensión política pudiera ascender un grado más en Egipto, con el Parlamento disuelto, Mubarak supuestamente en estado crítico, y los militares enfrascados en lo que muchos analistas definen como un golpe de Estado encubierto. Pero el retraso del resultado de las elecciones presidenciales supone una nueva vuelta de tuerca para la crispada transición egipcia. El vencedor no se conocerá posiblemente hasta el domingo, mientras que los Hermanos Musulmanes, convencidos de que su candidato, Mohamed Mursi, ha sido el más votado, mantienen el pulso a la junta militar en la plaza Tahrir.
La cofradía ha vuelto a llamar a sus seguidores a una gran protesta hoy en la plaza que engendró la revolución. Decenas de islamistas llevan acampados en Tahrir desde el pasado martes para intentar forzar al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a que retire las enmiendas constitucionales presentadas el pasado domingo. Estas nuevas cláusulas blindan su poder y drenan de competencias la presidencia, al menos en los asuntos relacionados con el Ejército.
El Consejo Consultivo de los Hermanos Musulmanes considera que la junta militar está retrasando el anuncio de los resultados para obligar a la cofradía a aceptar la declaración constitucional y la disolución del Parlamento, según dijo ayer uno de sus miembros, Abdalá al-Sayaf, al canal Al-Yazira. La comisión electoral defiende que el retraso de los resultados atiende a razones técnicas, ya que no han tenido tiempo para revisar todos los recursos presentados por irregularidades.
Romper sus promesas
Human Rights Watch (HRW) se unió a las críticas a la junta militar por romper sus promesas. «Estos decretos son la última señal de que no habrá una entrega de poder significativa a una autoridad civil el 30 de junio», señaló en un comunicado Joe Stork, subdirector de la organización para Oriente Medio. HRW asegura que las enmiendas han dado a los militares más poder que durante la época de Mubarak, ya que ahora, el Ejército vuelve a tener potestad para arrestar y juzgar a civiles.
Mientras, las autoridades mantuvieron su habitual silencio sobre la salud del expresidente Hosni Mubarak. Su abogado, Farid el-Dib, dio una nueva y sorprendente versión de lo sucedido la noche en que Mubarak cayó enfermo. Según el letrado, el dictador resbaló en la ducha de la prisión, se hizo daño en el cuello y el golpe le ocasionó un coágulo de sangre.