«He sido víctima de una cruel y despiadada persecución»
Dívar se despide sin explicar sus viajes y presentándose como la cabeza de turco de una conspiración
MADRID.Actualizado:El presidente del Tribunal Supremo y del Poder Judicial, máximo responable de la judicatura española y cuarta autoridad del Estado dimitió ayer por una presunta malversación de dinero público. Carlos Dívar cedió antes de que sus compañeros votaran las dos mociones para destituirle y en las que el resultado estaba cantado. El presidente presentó su renuncia sin agotar su mandato, un hecho sin precedentes en la historia de España. Y lo hizo sin entonar el 'mea culpa' por el deterioro que ha supuesto para el Poder Judicial el escándalo de los 28.000 euros que endosó a las arcas públicas por 32 viajes de fin de semana, en su mayoría de carácter privado.
Ni amago de disculpas. «He sido víctima de una cruel y despiadada persecución», llegó a afirmar en la brevísima intervención que hizo ante los 20 vocales del Consejo General del Poder Judicial, momentos antes de anunciar que, ahora sí, se marchaba tras una semana de enredos sobre la inminencia o no de su salida. Dívar, que en ningún momento reconoció haber cometido el más mínimo error o irregularidad en sus viajes, arguyó que dimitía por el «convencimiento» de que su marcha «es lo mejor para la carrera judicial y para la sociedad».
No se retractó de su actuación y, como ya hiciera el pasado sábado cuando alargó una semana más su agonía al frente de la institución, se limitó, como si fuera ajeno al escándalo, a manifestarse «dolido» y a «lamentar» el «perjuicio» que este asunto había provocado a la carrera judicial. Varios de los vocales coincidieron en relatar que se presentó como el 'cabeza de turco' de una campaña para socavar al Poder Judicial, en la que él se ofreció como mártir en el altar de los sacrificios para aplacar los ataques al Consejo. «Lo importante son las instituciones», dijo con voz resignada en el pleno exprés de ayer, en el que al final no se votó nada.
Lo que no intentó en su último acto como presidente fue explicar por qué trasladó al Consejo los gastos de los polémicos viajes. Después de sus confusas justificaciones del 31 de mayo, en su única comparecencia durante los 40 días que ha durado la crisis, Dívar se marchó del cargo sin querer o sin poder desvelar con quién viajaba y a quién invitó a cuenta del erario público y si esos traslados y los acompañantes justificaban de algún modo que no pagara de su bolsillo las facturas.
Con su dimisión no parece probable que explique alguna vez esos pormenores con lo que sus responsabilidades se agotarían ayer. El vicepresidente del Consejo y futuro presidente interino, Fernando de Rosa, ya avanzó que el Poder Judicial no va a intentar reclamar a Dívar los 28.000 euros y la devolución de ese dinero pasa a ser ya una «cuestión personal» del dimitido.
Asunto zanjado
De Rosa dejó claro que el órgano de gobierno de los jueces quiere pasar página a toda velocidad y que, tras la dimisión y la decisión el Supremo de archivar la denuncia y de la Fiscalía de no acusar a Dívar, la institución considera zanjado el asunto. Queda por ver si el vocal denunciante de Dívar, José Manuel Gómez Benítez, retoma su 'cruzada' fiscalizadora de los gastos de sus compañeros, algo que vaticinan algunos miembros del Consejo.
El presidente 'in pectore' del Consejo -no lo será oficialmente hasta que el BOE publique el cese de su antecesor- fue el encargado de comparecer para explicar el pleno en una inusual aparición, ya que es siempre la portavoz del órgano, Gabriela Bravo, la encargada de dar cuenta de las reuniones.
De Rosa estuvo mucho más templado que en su intervención del pasado martes en Valencia, cuando, aun con Dívar en el cargo, el magistrado hizo una suerte de discurso de investidura en el que pidió que no se viera su «mandato» desde la «provisionalidad» e incluso detalló las que serán las líneas maestras de su gestión. Ayer se presentó como presidente interino, pero con el propósito de que dejar claro que «no va a haber interinidad en el trabajo del Consejo».
«Consciente del daño»
Prometió un «trabajo intenso» con un objetivo prioritario, recuperar la «normalidad de la situación» tras la crisis de los viajes. De Rosa no quiso anticipar si habrá un proceso interno para designar un nuevo presidente del órgano y del Supremo o si la institución está dispuesta a aguantar la bicefalia interina hasta la renovación en octubre de 2013, con De Rosa al frente del Consejo y con el magistrado Juan Antonio Xiol al frente del alto tribunal.
Admitió que los vocales han vivido una «situación muy compleja profesional y personal» estos días, con sentimientos «intensos y agridulces». «Somos conscientes de que se ha dañado la imagen de esta institución», llegó a reconocer De Rosa, antes de destacar que todos los miembros del Consejo, de forma «unánime» y a pesar de las diferencias, habían reconocido a Dívar su trabajo al frente del Poder Judicial durante estos tres años y medio, y su labor durante los 43 años de juez.