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MUNDO

El sueño de un ambicioso feroz

Antonis Samarás Primer ministro de Grecia

I. DOMÍNGUEZ
ROMA.Actualizado:

El nuevo primer ministro griego puede ser un buen ejemplo de los peores defectos de la política local. Antonis Samarás, de 61 años, es un viejo dinosaurio del partido conservador Nueva Democracia (ND) -con 26 años, en 1977, ya era diputado-, del ala más nacionalista y dotado de una incombustible ambición. En 1992, como ministro de Exteriores, se obcecó en la disputa sobre el nombre de Macedonia y acabó dimitiendo, pero rompió con su partido y formó otro, que con su escisión terminó por derribar el Gobierno. Luego, en 2004, volvió a ND de forma triunfal, ya con aires de líder, y no paró hasta convertirse en su candidato en 2009. Pero para retratarle basta seguir sus movimientos desde entonces, al estallar la crisis.

Más allá del clientelismo y la corrupción cultivados mano a mano durante cuarenta años por los dos grandes partidos, ND y el socialista Pasok, el partido de Samarás es el responsable directo del actual desastre. ND trucó las cuentas cuando estaba en el Gobierno, de 2004 a 2009, falseando el déficit. En abril de 2009 era del 0,8% del PIB, pero cuando Giorgios Papandreu, del Pasok, llegó al poder en octubre resultó ser del 13%. A Papandreu no le quedó otra que pedir un rescate y tragar con la austeridad que le imponía la UE. Sin embargo, la oposición de Samarás a su antiguo compañero de habitación en el Amherst College de Massachussets fue feroz. No apoyó el primer rescate y hasta expulsó a dos diputados suyos que lo votaron. Pidió nuevas elecciones desde el primer día y no pensaba en otra cosa que en el poder cuando Papandreu dimitió en noviembre. Solo por la presión de la UE aceptó apoyar a regañadientes un Gobierno técnico de transición que firmara el segundo plan de rescate. Pero luego forzó las elecciones anticipadas, pensando en su ceguera que iba a ganarlas.

Fue un suicidio, porque el cuadro político tradicional se rompió en partidos radicales de todo signo, y hasta uno nazi. Logró un 18% de los votos, el peor resultado de la historia de ND. Hubo que repetir los comicios. Ante el empuje mayoritario de los partidos contrarios a los pactos de austeridad, se convirtió entonces en el único candidato que los defendía, junto al Pasok, y en la opción de la UE. Entonces parecía el salvador de Grecia. Ha ganado solo por su habilidad para convertirse en el mal menor en el momento justo.