Rooney fue el protagonista de Inglaterra en su reaparición. :: EFE
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Rooney impulsa a Inglaterra

El afortunado tanto del 'Bad Boy', un gol fantasma no concedido a los ucranianos y el batacazo de Francia lleva a los 'Pross' a medirse a Italia

DONETSK. Actualizado: Guardar
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Inglaterra avanza, reto mínimo obligado para los inventores de este negocio y más en un grupo sencillo, pero no lo hace con paso firme ni con grandeza pese a recuperar a Wayne Rooney, que 'mojó' tras cumplir condena por violento. Un gol fácil, tras un error de bulto del portero, pero de pillo, de ratón del área.

Siempre da respeto por su tradición y la jerarquía de la 'Premier', pero no se antoja superior a Italia, su rival en el gran choque de cuartos que se disputará el próximo domingo en Kiev. Los 'Pross' salieron a especular, se encontraron con ese tanto en los albores de la segunda mitad y luego vivieron de la exigua renta.

Se les pudo complicar más la existencia si el juez de área llega a considerar que Terry despejó dentro de la portería un balón. En las repeticiones pareció gol claro. Pero luego llegarán mil planos, gráficos y vaya usted a saber. No fue tan claro como el que le birlaron a Lampard en el Mundial de Sudáfrica ante Alemania, pero este lastre de deporte anticuado solo se arregla con el ojo de halcón, no con el humano.

En Donetsk, la ciudad más al este del campeonato, fue el lugar donde la animosa Ucrania firmó su rendición. Sollozos entre su gente, pinturas en los rostros desteñidas por las lágrimas y fin de trayecto a las primeras de cambio. Como Polonia, pero con el honor de haber ganado al menos un partido, el que les enfrentó a los suecos. No tienen para mucho más, máxime si resulta que Shevchenko, lesionado en una rodilla, apenas puede jugar los minutos finales.

Se suponía que con la reaparición de Rooney los 'Pross' tendrían mayor presencia ofensiva frene a la lánguida Ucrania, pero no fue así. Y no es una responsabilidad atribuible al arrepentido 'Bad Boy', que al fin y al cabo marcó el gol de la relativa tranquilidad, sino más bien a Hodgson y, sobre todo, a la situación del grupo antes de empezar la noche.

Jugar y saber que te sirve un empate para cumplir el objetivo supone una teórica ventaja que a veces se transforma por efecto bumerán. Ya le ocurrió a España ante Croacia y le pasó a los ingleses en el primer periodo. Salieron a verlas venir, a guardar el resultado inicial y a dejar hacer a un adversario que debía ganar o ganar, pero que enterró sus posibilidades al inicio del segundo tiempo, cuando Pyatov se comió un balón que Rooney solo tuvo que empujar a puerta vacía. A partir de ahí, ataques ucranianos a la desesperada y polémica. Inglaterra ya está entre las ocho mejores y evita a los campeones.