Desconcierto egipcio

Como si quisieran matizar su conducta de los últimos días, los militares egipcios anunciaron ayer que a finales de junio entregarán el poder ejecutivo al presidente elegido, que éste tiene la capacidad de vetar las leyes y de designar a un nuevo primer ministro y que en ningún caso será «un cero a la izquierda». Estas precisiones, con ser importantes, no levantan la hipoteca que los uniformados han impuesto sobre el delicado y tenso escenario constituyente con su decisión -formalmente tomada por el Tribunal Constitucional- de invalidar la elección legislativa que dio la victoria a los islamistas y que alteró del todo el calendario de la normalización constitucional. Un islamista será probablemente el nuevo jefe de un Estado. sin Parlamento y sin Constitución, que deberá ser escrita por una asamblea 'ad hoc' que, disuelta también, será designada de nuevo. Voluntarismo, desconcierto y una sensación de caos que podría desembocar en una crisis inmanejable salvo que los dos grandes actores del drama, los Hermanos Musulmanes y las Fuerzas Armadas, cooperen en su solución. Ya han sabido entenderse en el pasado y es imperativo que lo hagan de nuevo.