Acoso sin freno

El teórico respiro que para la UE iba a suponer la victoria en Grecia de los partidos favorables a la continuidad en el euro se transformó para España en un ensañamiento de los mercados con una escalada de la prima de riesgo hasta los 589 puntos y la rentabilidad del bono a diez años al 7,28%. Resulta evidente que el rescate al sistema financiero -la 'línea de crédito', según la benévola interpretación del Gobierno- no ha convencido a los acreedores. Contra pronóstico, el aparente principio de solución del problema griego agudizó el acoso a la deuda de España, fruto de la incomprensible inconcreción con que el Eurogrupo cree haber resuelto la recapitalización de nuestro sistema financiero. Se ha dispuesto una ayuda de hasta 100.000 millonesde euros, aunque sin mayores detalles. No se conoce el plazo, ni el tipo de interés, ni las condiciones que deberá aplicar el FROB a las ayudas a los bancos en dificultades. Tampoco se sabe siquiera la procedencia del dinero, que no es irrelevante: si se otorga a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM), que entrará en vigor en julio, y no del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), el préstamo tendrá preferencia sobre cualquier otro compromiso, lo que, lógicamente, habrá de alarmar a los demás tenedores de deuda española. Ello es tan evidente que el propio Barroso se manifestó ayer desde México, donde asiste al G-20, partidario de cambiar los términos del rescate español para evitar «cualquier contaminación entre deuda financiera y soberana». En definitiva, el hecho de que la asistencia se conceda al Estado español y no directamente a los bancos, lo que significa que computa como deuda pública, es lo que estaría provocando una reacción negativa de los mercados. Habrá que ver si la Comisión es capaz de convencer de este problema, tan oneroso para España, al Consejo Europeo y a Angela Merkel en particular. También Barroso, que comparecía junto a van Rompuy, ha anunciado que la unión bancaria -con un fondo de garantía y un supervisor únicos en la Eurozona- será uno de los temas centrales de la cumbre de finales de junio. Lo que sucede es que, dada la presión de los mercados y la premiosidad de Europa, hay razones para dudar de que España llegue 'viva' a tales deliberaciones.