El «humillante» rescate
Actualizado:Se ha escrito que en Moncloa está proscrita la palabra 'rescate'. No parece creíble tal disparate pero cabe decir a este propósito aquello de 'sin non è vero, è ben trovato': es evidente que el Gobierno ha huido del concepto y Rajoy tampoco quiso entrar en el 'debate nominalista' (sic) de llamar a las cosas por su nombre. Tampoco gusta en medios oficiales la palabra 'intervención', que a juicio de los más susceptibles sugeriría que alguien desde fuera nos ha redimido cuando estábamos a punto de caer por el sumidero.
Algunos analistas políticos -Torreblanca- han puesto de relieve el duro golpe a la autoestima nacional que este arrogante país ha tenido que encajar al beneficiarse de un crédito mancomunado para recapitalizar la banca. Otros, en cambio, como el siempre sabio constitucionalista Francesc de Carreras, han negado esta visión de la realidad, que está influida por prevenciones claramente teñidas de mal entendido nacionalismo.
España es miembro de pleno derecho de la Unión Europea y forma parte, por decisión positiva de los españoles, del Eurogrupo, una entidad supranacional que avanza precipitadamente hacia el modelo federal, que se caracterizará por superponer a la unión monetaria, ya realizada, una unión política, sin la cual el euro no sería viable, como la crisis se está encargando de poner de relieve. Por supuesto, España no es un espectador externo de este proceso evolutivo sino uno de los actores protagonistas que lo llevan a cabo.
En otras palabras, la ayuda que ha recibido España con arreglo a las normas vigentes es comparable a la que, por ejemplo, podría recibir Extremadura del Estado español de acuerdo con las normas de financiación autonómica. No hay en un caso ni en otro nada humillante sino el simple y normal funcionamiento de las instituciones. «Quienes hablan de soberanía mancillada y de pueblo humillado -escribe Carreras- utilizan un lenguaje del siglo pasado, el lenguaje del orgullo nacional que confunde la patria con el Estado». En otras palabras: nada tiene que ver un rescate de una economía en dificultades con un acto de colonización. Porque Europa, como cualquier Estado moderno, es algo así como una sociedad de socorro mutuo, fuente de paz y de civilización.