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Cristiano Ronaldo celebra el segundo tanto de Portugal en el partido de ayer contra Holanda. :: MICHAEL BUHOLZER / REUTERS
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Cristiano Ronaldo aniquila a Holanda

Se asemejó al del Madrid y condujo a Portugal a cuartosLos 'oranje' creyeron en la gesta hasta que CR7, que marcó sus dos primeros goles de la Eurocopa, exhibió su mejor juego

IGNACIO TYLKO
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¡Venid aquí, venid aquí! ¡Abrazadme porque soy el mejor y acabo de resolveros un problema! A tenor de sus gestos, algo así debió pensar Cristiano Ronaldo después de tirar un desmarque descomunal, recibir un pase milimétrico de Joao Pereira y superar a Stekelenburg en su tímida salida. CR7 rescató en esa jugada a los portugueses, entonces eliminados porque perdían y Dinamarca empataba ante la poderosa Alemania. Se cumplía apenas la media hora, pero era un momento cumbre para frenar a una Holanda envalentonada que todavía creía en la gesta. Firmada su primera diana del campeonato, Cristiano anduvo hacia el córner, se giró, alzó los brazos e hizo un gesto a sus compañeros instándoles a que se acercaran a felicitarle. «¡Pa chulo yo, porque puedo!», que diría un castizo.

A poco más de un cuarto de hora del final, el astro luso apuntilló a los subcampeones del mundo. Culminó un contragolpe antológico. Un robo de Pepe, varios pases precisos, asistencia enorme de Nani y lo demás, a cargo de Cristiano. Control, recorte y disparo raso. Esta vez, ya eufórico, el madridista corrió como loco, se tiró de rodillas y a partir de ahí todos al bollo, como en el colegio. Todavía le quedó tiempo para lanzar un disparo al poste en el último minuto. Los portugueses tienen licencia para soñar. Tras superar el grupo de la muerte, en cuartos les esperan los checos. Pero eso será el día 21 en Varsovia.

Ciertamente, en Járkov Cristiano no fue ese jugador dubitativo y quejoso de los primeros partidos sino uno de los dos más grandes del mundo, con permiso de Xavi e Iniesta aunque no es cuestión de comparar posiciones diferentes. Se le vio comprometido al máximo. Corría, presionaba, las pedía, engrasaba la cadena de su bicicleta, percutía, disparaba como una bestia y entraba como un tanque a los remates de cabeza. Un futbolista inmenso, parecido al que completó un curso estratosférico en el Madrid. Y autor de un gol clave, dedicado quizá a quienes le acusan de no responder y marcar en los grandes partidos . Quizá olviden que, entre otros, suyo fue el tanto que dio al Madrid la Copa del Rey de hace dos años ante el Barça.

Tras marcar el gol del empate, en el que también participó Willems, un lateral zurdo del PSV Eindhoven de lo más normalito, al regalar el balón en la salida, las 'Quinas' estuvieron más cerca del segundo antes del descanso que su rival. En la reanudación, el partido ya fue diferente, más pausado y convencional. A los lusos les bastaba el resultado y contemporizaron, igual que intentaron hacer al principio pero no pudieron porque Van der Vaart les descerrajó. Pero al final fue Cristiano el que de verdad decidió con su segundo gol.