Un '9' hasta el final

De aquí a final de torneo, es casi seguro que Vicente del Bosque jugará con un '9' fijo, aunque no siempre será con Fernando Torres. El seleccionador medita repetir equipo ante Croacia, aunque muchos jugadores estén advertidos de suspensión: «Si les enseñan otra amarilla no importa, tenemos recambios suficientes para poder afrontar un inconveniente así», razonó el técnico. Arbeloa, Alba, Alonso y el propio Torres están apercibidos de sanción y si ven otra cartulina se perderían los cuartos.

El problema contra Italia no fue tanto la figura del delantero, falso o puro, sino de los condicionantes que le acompañaron. En primer lugar, hay que liberar a los laterales, como se hizo ante Irlanda. Subieron tanto que destrozaron la defensa rival. Arbeloa estuvo bien. Se fue arriba, aportó, creó y defendió con criterio, incluso cuando intentaron pillarle la espalda. Jordi Alba, sin Maggio al que cubrir, se incorporó al ataque con acierto. La diferencia estuvo en el pospartido.

Ambos fueron criticados tras el encuentro contra la 'azzurra'. Alba calló antes, durante y después, aceptándolo todo. Arbeloa soltó la mano diestra en Twitter citando a Will Smith en 'En busca de la felicidad'. Vino a decir más o menos que perdona a los que le han ofendido, dañado y faltado al respeto, puesto que el rencor no entra en su corazón.

Luego está el centro del campo, donde Xabi Alonso y Busquets no pueden jugar escalonados ante rivales de menor enjundia. El barcelonista dio un paso atrás y el madridista uno adelante. Ojo con el de Tolosa que es peligroso en ese paso adelante. Abre huecos, ve aperturas y vías interiores que los demás también ven, pero que no ejecutan con su precisión.

Y Busquets tapa mucho y tapa bien. Tanto uno como otro subieron veinte metros, pero luego los bajaron para cubrir las subidas de su laterales.

Menos toques en el área

Torres, por su parte, hizo un partido completo ante Irlanda. Marcó dos goles, pero eso era lo de menos. ¿Lo de más? Que se mueve continuamente, a derecha e izquierda, para afuera y para adentro, siempre azuzando y en continua danza creando unos boquetes para que entre la segunda línea donde Silva es especialmente peligroso.

Del Bosque dijo al final del encuentro que España había rematado 27 veces, pero la mayoría llegó en la segunda parte. Ante Italia fueron 22. Los pitufos son tan buenos que creen que se pueden meter con la pelota en la portería, cual fútbol sala, y no debería ser así. Menos toqueteo en el área pequeña y más acierto de cara a la portería.