ESPAÑA

Las organizaciones del entorno de ETA echan la persiana con el fin de Segi

Interior dice a la banda que «tome nota» de la disolución de su 'cantera' porque la presión policial le condena a adoptar la misma decisión

MADRID. Actualizado: Guardar
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La disolución de Segi, la 'cantera' de ETA, anunciada ayer por sus portavoces, cerró la última persiana de la estructura clandestina desde la que la organización terrorista impuso su control ideológico sobre la izquierda 'abertzale' durante tres décadas y a través de la que activó y sostuvo la estrategia complementaria a los atentados terroristas.

Segi, como su predecesora Haika y antes Jarrai, es, según la Audiencia Nacional, la responsable desde los años ochenta de la 'kale borroka', de la persecución de cargos públicos del PSE y el PP, y la 'academia' que formó a las últimas generaciones que dieron el salto a ETA, incluidos los últimos seis jefes de sus comandos.

Txomin Catalogne y Amaia Elixiri anunciaron en el diario 'Gara' la liquidación de Segi solo tres días después de que el rotativo de referencia de la izquierda abertzale comunicase la desaparición de Askatasuna, la marca que tomó el relevo de Gestoras Pro Amnistía, la estructura de movilización de los presos de la banda, que, según los tribunales, se aseguraba también de mantener la ortodoxia y el acatamiento a las directrices y estrategias de ETA en la cárcel.

El primer capítulo del resquebrajamiento de la estructura sociopolítica de ETA se produjo el 1 de octubre de 2011, solo 19 días antes de que la propia organización terrorista anunciase el cese definitivo de su actividad. Ekin, la heredera de KAS, el comisariado político a través del que ETA logró durante décadas mantener la ortodoxia y ahogar la disidencia en las organizaciones políticas y sociales del independentismo radical, anunció su disolución.

El fin de Segi, como el de Askatasuna-Gestoras o el de Ekin, según los expertos antiterroristas, se debe a la confluencia de un doble proceso: el desmantelamiento policial de sus estructuras y el encarcelamiento de su principales líderes, por un lado, y la pérdida del pulso en la izquierda abertzale por parte de los guardianes de la ortodoxia de ETA frente a los posibilistas, por otro.

Fuera de juego

Como ocurrió con los dos anteriores anuncios de disolución, estas estructuras creadas por el entorno de la banda en los años setenta para la confrontación directa admitieron su inutilidad en esta etapa. Quedaron superadas por el parón de la violencia, la extorsión y la 'kale borroka', y por el trasvase de la dirección política del movimiento a la heterogénea agrupación de fuerzas independentistas que representan Bildu y Amaiur.

Tampoco ocultan que la liquidación solo llegó después de que las fuerzas de seguridad machacasen su estructura, con la ilegalización de las tres marcas y la detención de más de 200 cabecillas de las organizaciones desde 2001, buena parte de los cuales cumplen o han cumplido condena por colaboración o pertenencia a banda armada. Las operaciones contra las organizaciones del entorno de ETA las inauguró el entonces magistrado Baltasar Garzón, ahora expulsado de la carrera por el Tribunal Supremo.

Es más, en varios foros de internet vinculados a la izquierda abertzale proliferaron esta semana mensajes radicales que lamentaron el fin de estas tres organizaciones e insinuaron vínculos, directos o indirectos, entre los dos procesos citados, la intensa presión policial, sobre todo en los últimos tres años, y el vuelco en la hegemonía de la izquierda abertzale.

Los portavoces de Segi reconocieron que su organización era «un instrumento agotado» que tenía «perdida la perspectiva estratégica» y que se creó «un abismo entre Segi y la juventud (vasca)». Como epílogo, anunciaron continuar su militancia independentista por otras vías.

La única reacción del Ministerio del Interior a la noticia fue convertirla en una reclamación y en un aviso a ETA. Fuentes del departamento recomendaron a la organización terrorista que «tome nota» del desmoronamiento y disolución de las organizaciones de su entorno, y comience a transitar ya idéntico camino. Alertaron a ETA de que se encuentra en la misma situación de descomposición y debilidad que sus antiguos satélites y que si no se disuelve de forma voluntaria lo tendrá que hacer como Segi, Askatasuna y EKIN, acorralada por las redadas y la presión policial y judicial de España y Francia.