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Sneijder será hoy uno de los grandes enemigos de los futbolistas germanos. :: EFE
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Duelo explosivo en el grupo de la muerte

Alemania ansía pasar a cuartos cuanto antes y Holanda, mantener la esperanza de seguir adelante

I. TYLKO Enviado especial
VARSOVIA.Actualizado:

El caprichoso calendario depara hoy otro duelo explosivo en la Eurocopa, repleto de connotaciones históricas, de viejas rivalidades entre una Alemania que sellaría su pase a cuartos si vence y una Holanda que se juega la supervivencia en Járkov. Tras la inesperada derrota ante los daneses, se dispararon las alarmas en el equipo de Van Marwijk, con comentarios sobre un mal ambiente dentro de la propia plantilla 'oranje'. Favoritos del grupo de la muerte y, según los especialistas, grandes candidatos a arrebatar el título a España, alemanes y holandeses llegan a la cita en situaciones opuestas.

Los primeros son un remanso de paz tras superar por la mínima a la Portugal de Cristiano mientras que los segundos están llenos de recelos. Y no sólo por la derrota ante Dinamarca sino por los grandes egos que, según el propio Wesley Sneijder, existen en la selección.

Estas declaraciones coincidieron casi en el tiempo con diversas publicaciones en Holanda que informan sobre un enfrentamiento directo entre algunos jugadores y el seleccionador. El cabecilla parece ser Van der Vaart, quien se declaró «muy decepcionado» tras verse relegado al banquillo. «Hemos visto que el entrenador no ha cambiado fácilmente en los últimos años. Está bien para los titulares, pero no tanto para los suplentes. Trabajo fuerte y tengo derecho a expresar mi decepción», comentó el exmadridista a Voetbal International. Son recurrentes estos males en los Países Bajos. Advocaat, hoy al frente de Rusia , ya sufrió conflictos con Gullit y Davis, y Hiddink fue testigo de guerras internas que dinamitaron el vestuario neerlandés.

Los germanos, empero, no se fían del adversario. Llevan ya muchas batallas con ellos. Consideran que Holanda les conoce a la perfección y que afronta un «desafío enorme». «Cuando se cae, no se admite otra derrota. Seguro que este partido no tiene nada que ver con el 3-0 a favor logrado el pasado noviembre en Hamburgo, ya que entonces faltaban varios jugadores en ambos equipos», explica Joaquim Löw.

La estrategia

El duelo en los banquillos resulta atractivo. 'Bertie' (Van Marwijk), de 60 años, disfrutó de una carrera más brillante como futbolista, ya que jugó en el AZ Alkmaar y en el Maastricht y llegó a ser una vez internacional. Ya como técnico, conquistó una Copa de la UEFA con el Feyenoord (2002), reemplazó a Van Basten en la 'Oranje' en 2008 y fue subcampeón del mundo en Sudáfrica. Comenzó siendo un tipo muy afable y ahora es cortante, con monosílabos en sus conferencias de prensa.

Löw, símbolo de la elegancia y de la filosofía alemana del todo programado y calculado, apenas jugó en Segunda División y le costó abrirse camino como entrenador. Condujo al Stuttgart a la final de la Recopa en 1998 y mantuvo un desempeño más bien discreto luego en el extranjero (Turquía y Austria). Klinsmann le eligió como ayudante de campo en 2004 y le sucedió dos años después. Al frente de la 'Mannschaft', nadie le discute. Le avalan la plata europea y el bronce mundialista.

Aunque en la cita se encontrarán algunos amigos, ya que Robben podrá saludar a colegas en el Bayern de Múnich como Neuer, Lahm, Schweinstiger, Müller y Mario Gómez, todos ellos habituales titulares, se trata de un duelo de enorme tensión. Una vez más, como sucedió en el Francia-Ingaterra o ayer en el Polonia-Rusia , este partido remite siempre pugnas históricas, sobre todo relacionadas con la ocupación nazi entre 1940 y 1945. «Ellos mataron a mi padre, a mi hermana y a dos de mis hermanos. Les odio», comentó el defensa Win van Hanegem cuando ambos países se enfrentaron en la final del Mundial de Alemania' 74, con triunfo para los anfitriones. Pasado el tiempo, los protagonistas actuales reducen la tensión. Sólo piensan en ganar. Y no tanto por el pasado como por el futuro.