El nuevo destino de Arenas
Actualizado: GuardarLos interrogantes que acompañan a los 100.000 millones de euros dispuestos para el rescate de bancos españoles pesaron ayer más que el alivio propiciado por la salida concertada entre el Gobierno Rajoy y el Eurogrupo. Los mercados hicieron notar la incertidumbre de fondo respecto al mantenimiento de Grecia dentro de la moneda europea. Pero el nivel alcanzado por la prima de riesgo, con 521 puntos, reflejó que el pasado sábado se formalizara la oferta y la solicitud de ayuda al FROB sin precisar si el instrumento financiero será el fondo europeo vigente o el que se habilitará a partir del 1 de julio, sin conocer la magnitud de capitalización que indiquen las auditorías pendientes y sin concretar las condiciones -sean adicionales o implícitas- de la operación. El hecho de que las dudas suscitadas encuentren respuestas oficiales contenidas o evasivas deja las próximas jornadas a merced del vaivén especulativo y del dictamen de las agencias de calificación, que en el caso de Fitch rebajó ayer a los dos bancos internacionales de matriz española, Santander y BBVA. Prima la sensación de que el sábado España y el Eurogrupo dieron con una salida que en ningún caso ha sido capaz de adelantarse a los acontecimientos, sino que puede continuar a remolque de los mismos. Y junto a ello persisten las incógnitas sobre el plan de reestructuración bancaria y la situación que el rescate deparará a cada una de las entidades, tanto a las que requieran ayuda como a todas las demás, que deberán competir en circunstancias hasta ahora desconocidas. La zona euro está emplazada a ofrecer a los mercados condiciones de estabilidad, integración fiscal y de deuda que continúan siendo objeto de un conflicto de intereses entre las economías centrales y las periféricas. Junto a ello, el Gobierno no puede seguir soslayando las preguntas que se suscitan sobre los efectos que el rescate vaya a comportar, por una parte, respecto a la disposición crediticia del sistema financiero rescatado y, por la otra, en relación a las 'recomendaciones' avanzadas hace dos semanas por la Comisión. El sábado no se dictaron contrapartidas macroeconómicas, pero la estricta vigilancia que el rescate supondrá para el cumplimiento de los objetivos de consolidación fiscal significará nuevos sacrificios.
El presidente el PP andaluz, Javier Arenas, que vio frustrada por cuarta vez en las pasadas elecciones andaluzas su ambición de gobernar la comunidad autónoma, anunció ayer su abandono del cargo, que ha ocupado desde 1993, con una larga pausa entre 1996 y 2004, período en el que el PP estuvo en el Gobierno con Aznar. La decisión adoptada por este peso pesado de la política popular es razonable, ya que después de un esfuerzo tan largo e infructuoso se comprende que quiera imprimir una nueva impronta al último tramo de su vida pública. Arenas continuará de momento como senador y como vicesecretario general de Política Regional y Local del PP, lo que le dará mayor visibilidad en Génova, aunque la secretaria general, Dolores de Cospedal, no le dejará espacio con facilidad. En cualquier caso, Arenas, que fue uno de los báculos de Rajoy durante la larga travesía del desierto del actual presidente del Gobierno y del PP, podría regresar en cualquier momento al Gobierno. Una posibilidad nada remota si se piensa en el fuerte desgaste que, con la crisis, padecen los miembros del Ejecutivo.