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La Fiscalía pide el ingreso en prisión del ciberacosador de Chipiona

La defensa ha presentado un recurso a la condena

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La Fiscalía de la Audiencia Provincial de Madrid ha pedido hoy el ingreso en prisión de Jorge M.C., condenado el pasado mes a 192 años y dos meses de cárcel -de los que cumplirá once años- por acosar a 67 jóvenes de toda España, la mayoría chicas menores de edad a las que obligó a enviarle fotos sexuales.

Así lo han confirmado fuentes jurídicas después de celebrarse esta mañana una vista a puerta cerrada en la sección tercera de la Audiencia madrileña, donde el fiscal se ha adherido a la petición de ingreso en prisión realizada por la acusación particular.

Por su parte, la defensa de del procesado, de 27 años y natural de Chipiona, se ha opuesto al ingreso en prisión de su cliente y ha recordado que ha anunciado hace unas semanas ante el Tribunal Supremo (TS) el recurso de la condena.

Además, el letrado del acusado ha explicado en la sala, según las mismas fuentes, que Jorge lleva desde el 2 de octubre de 2009 cumpliendo todas las medidas que se le impusieron hasta que haya sentencia firme: presentación en un juzgado los días 1 y 15 de cada mes y prohibición de contactar con las víctimas, incluyendo expresamente a través de internet; también tiene retirado su pasaporte.

Un tribunal consideró el pasado mayo a Jorge autor de 64 delitos de descubrimiento y revelación de secretos, nueve de elaboración de pornografía infantil, uno contra la integridad moral, cinco de amenazas graves, uno de distribución de pornografía infantil y cinco faltas de injurias.

Sin embargo, señalaron en su sentencia que, según lo dispuesto en el artículo 76 del Código Penal, el tiempo máximo de cumplimiento efectivo será de 11 años de prisión.

Jorge M.C., cuyo caso ha sido llevado en Madrid porque la primera denuncia contra él la realizó una joven de 17 años en esta ciudad, ha estado privado de libertad el 22 de octubre de 2008 y desde el 20 de junio al 2 de octubre de 2009, según se señala en la sentencia.

Los hechos sucedieron entre la segunda mitad de 2007 y comienzos de 2009 cuando el acusado, valiéndose de sus conocimientos informáticos, contactó con personas, casi todas chicas menores de edad, a través de páginas de internet y las ordenó bajo amenazas que le enviasen imágenes de ellas desnudas.