La visita de la discordia
El príncipe Eduardo estará tres días en Gibraltar, lo que ha provocado «malestar» en el Gobierno español
Actualizado:El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, afirmó ayer que la colonia británica se siente «atacada y hostigada» por España. Picardo consideró un ataque la denuncia del Gobierno español ante la Unión Europea contra el nuevo régimen fiscal gibraltareño en declaraciones a los periodistas antes de que el príncipe Eduardo de Inglaterra y su esposa colocasen esta tarde la primera piedra del futuro monumento al «Jubileo de Diamantes» de Isabel II.
«Nos defenderemos ante los tribunales», advirtió el ministro principal del Peñón, quien consideró también un «ataque» el hecho de que la Guardia Civil «entre en aguas de Gibraltar como si fueran suyas», en referencia al conflicto con los pescadores españoles.
Preguntado sobre si ha trasladado estos problemas al príncipe Eduardo, que inició ayer junto a su esposa, Sophie Rhys-Jones, una visita de tres días a Gibraltar, Picardo afirmó que es «importante que vea lo fuerte que late el corazón británico» de los gibraltareños.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación reiteró la «disconformidad y malestar» del Gobierno español por la visita a Gibraltar del príncipe Eduardo de Inglaterra, hijo pequeño de la reina Isabel II.
Fuentes diplomáticas recordaron a Efe que el Gobierno español ya expresó el pasado mes de mayo su «disgusto y malestar» al embajador del Reino Unido en España, Giles Paxman, por la visita del príncipe Eduardo de Inglaterra. El Gobierno considera esta visita «inoportuna», dadas las circunstancias actuales, que incluye el conflicto pesquero.
Ésta no es la primera vez que España expresa su queja ya que el Ministerio de Exteriores ha contestado tradicionalmente con una declaración de protesta cada vez que se ha anunciado la visita al Peñón de algún miembro de la familia real británica, como ocurrió en 2009, cuando la princesa Ana inauguró una clínica militar.
Con independencia de la polémica política, ayer se vivió un día muy especial en Gibraltar. Bajo un sol de justicia, niños, adultos y ancianos se apostaron en la plaza y la calle principal de Gibraltar ondeando con orgullo banderitas británicas para estrechar la mano y saludar a los condes de Wessex. «Es un día glorioso para nosotros, el príncipe es nuestro y estamos muy orgullosos de que venga, a quien no le guste que se aguante», decía una mujer.
Esta gibraltareña parecía contestar así a las quejas que el Gobierno español ha trasladado al británico porque considera esta visita «desafortunada» en el tiempo y en la forma, como dijo recientemente el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo.
Minutos antes de que los condes de Wissex aterrizaran en Gibraltar, el diputado nacional del PP y alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, pedía al Gobierno de la colonia que, en «un gesto de buena voluntad», el Príncipe Eduardo no inaugure la nueva terminal del aeropuerto como está previsto, ya que «se asienta sobre el terreno que nunca cedió España». Así lo manifestó ayer en rueda de prensa, continuando con las reacciones de desaprobación por parte de España a la visita del hijo menor de la reina Isabel II.
También hizo público su malestar por la visita el subdelegado del Gobierno en Cádiz, Javier de Torre, que acudió ayer a Algeciras a una reunión de seguridad para preparar la Feria Real que arranca el viernes. De Torre calificó de «inadecuada» la visita, que considera que no llega en el mejor momento, puesto que «estamos pendientes de la negociación de los pescadores y esto es una piedrecita más en el camino».