Alcohol y crisis: un cóctel explosivo para la provincia
El sector de los desempleados y los jóvenes iniciados en el consumo con el botellón son los grupos de población más afectados
CÁDIZActualizado:Cada vez son más los que se refugian en el alcohol huyendo de la desesperación. La crisis, el paro, las malas perspectivas, todos estos factores van haciendo más hondo el agujero en el que muchos caen y del que no encuentran una salida. La bebida es cada vez más una vía de escape, un oasis que al final se queda en espejismo.
La Asociación de Autoayuda e Información de la Dependencia Alcohólica ARCA de Cádiz ha hecho públicos sus datos de atenciones durante el año 2011 y el primer trimestre de 2012. Lo más destacable es que en el primer periodo de este año han requerido la ayuda de la asociación un 39% más de personas, dándose la circunstancia de que la mitad estaban en situación de desempleo.
La coordinadora antidroga Nexos coincide en este repunte del consumo de alcohol. Su presidente, Francisco Mena, cifra el aumento en los últimos meses en un 20%. También ellos han detectado la relación directa entre paro y alcohol. «Vemos cada vez más a gente madura que se ha refugiado en el alcohol fruto de la desesperación de la situación que están viviendo», explica, y añade que también en los últimos tiempos se encuentran cada vez más con casos de jóvenes con problemas de consumo que se han iniciado con la práctica del botellón.
Se da la circunstancia de que muchas personas aceptan la adicción al alcohol de forma más benévola que las de otras sustancias, a pesar de ser igual de dañina. Lo que no sabe la mayoría es que detrás de esos otros 'enganches' muy a menudo, cada vez más, está el alcohol. Mena explica que «actualmente no hay drogodependientes puros de una sustancia concreta. Los hay de alcohol y hachís, de alcohol y cocaína...», y casi siempre aparece de nuevo la botella. De hecho, al superarse la adicción al alcohol, muy frecuentemente desaparece el consumo de las otras sustancias.
Los especialistas creen que la situación es preocupante. José Luis Ruffo, vicepresidente y psicólogo de ARCA, afirma que «en tiempos de crisis como los actuales, parece obvio que muchas personas vean en el alcohol una forma de evadirse de la dura realidad diaria. El sufrimiento emocional y la sensación de fracaso personal que hay detrás de la tragedia del paro hace que busquemos el alivio inmediato, y el alcohol, siendo una sustancia tan fácilmente accesible, se presta a proporcionarlo. Cuando esto ocurre, la persona no es consciente del riesgo que estos consumos conlleva».
Lo peor es que en esta situación la pescadilla se muerde la cola. Explican desde Nexos que esa misma falta de recursos que empuja a muchos al consumo de drogas hace que cada vez tengan más dificultades para acceder a los tratamientos para salir de ello. Francisco Mena comenta que «antes muchos accedían a la red privada que ofrece el movimiento asociativo para tener un acceso más rápido a los tratamientos contra las adicciones, lo que lógicamente requería de algún tipo de desembolso económico. La situación actual hace que la mayoría se esté decantando por acudir a la red pública, con lo que las listas de espera son cada vez mayores. Además, hay una tendencia a solicitar programas ambulatorios, que no requieren ingresos en centros, con lo que hay que esperar todavía más».
En este sentido, se da también la circunstancia de que cada vez más personas solicitan el tratamiento ambulatorio para no tener que darse de baja en su trabajo y por medio a perder su empleo.
En definitiva todo obedece a una ecuación clara. La da el presidente de ARCA, Alberto Matilla: «el aumento de la demanda de alcohol crece de forma directamente proporcional a los niveles de angustia, estrés y desesperanza que sufre la ciudadanía». El resultado, de momento, sigue siendo una incógnita.